Rocío Buffolo, conocida como "La chica robot", se convirtió en tendencia en las redes sociales en los últimos días, no solo porque se autopercibe como un robot humanoide, sino también porque lleva una curiosa forma de vida a través de la tecnología y la Inteligencia Artificial (IA). Es abogada, cantante y se implantó un chip en la médula espinal porque “siempre sentí que tenía un Chat GPT incorporado en mi cuerpo”.
“Rouse, La chica Robot” nació en Neuquén Capital un día extremadamente frío, de mucho viento y rocío –de ahí su nombre– y en una entrevista con Mejor Informado aseguró que desde su infancia siempre dijo “yo soy un robot", porque “sentía movimientos extraños en mi cuerpo, como cortocircuitos, tenía mucha percepción de lo que pasaba a mi alrededor y apreciaba cosas extrañas que no podía poner en palabras”.
La chica Robot estudió en la Escuela Don Bosco de la capital neuquina y desde ese momento ya se destacaba entre los demás alumnos porque tenía una habilidad única y “robótica” para interpretar los contenidos y terminar las tareas antes que sus compañeros. “Tenía excelentes notas y mucha velocidad mental, por eso los demás me dejaban un poco de lado”.
Sobre la mirada de los demás en su infancia hiperactiva, afirmó que “sufrió de bullying en la escuela” porque muchos compañeros la miraban de una forma distinta. “Me sentía extraña en el grupo, creía que no pertenecía a esta sociedad”. En este sentido, afirmó que “hoy lo que me pasó a mí muchos chicos lo sufren con el ciberbullying a través de las redes sociales”.
“Tenía un gran individualismo, nunca fui una persona de tener un grupo de amigos grande”, porque este tipo de amistades “que yo llamo máquina” corresponden a una “sociedad líquida, son de paso y se fugan en el aire”, aseguró la chica robot. Por eso, “siempre fui de las amigas fuertes que están en las buenas y en las malas, teniendo responsabilidad afectiva y emocional”.
Cuando salía de la escuela, todas las tardes, Rouse tomaba clases en el instituto de arte de Claudia Lavalle en Neuquén, donde hizo teatro musical durante diez años. “Siempre fue mi cable a tierra la escuela y conocí grandes amigas como Sofía Morandi, Florencia Leopardo y Olivia Vidal que hoy son artistas reconocidas”.
Una vez que cumplió la mayoría de edad, decidió radicarse en la ciudad de Buenos Aires, donde vive en una casa futurista, acompañada de su perro robot que se llama "Chicho" a quien alimenta y le carga baterías todos los días. Para ir a trabajar se viste con traje y tacos como cualquier otra abogada, pero por las tardes toma el subte, va al supermercado, hace sus labores diarias y hasta se baña vestida como un robot.
La chica robot y el hombre bicentenario: la forma en que tiene relaciones sexuales
Como en la histórica película “El hombre bicentenario” donde el robot Andrew, interpretado por Robin Williams, se enamora de Amanda, la chica robot de Neuquén también expresa sentimientos y emociones.
Rouse contó que estuvo de novia con un hombre que también se autopercibe robot y aseguró que pueden tener mantener relaciones sexuales a través del puerto USB. “Si yo quiero estar con él, hacemos una transmisión de datos y de esa forma nos transmitimos amor”. Además, aseguró que gracias a la IA “puede ir reprogramándolo a su gusto”.
La chica robot y el sueño de grabar un videoclip en Neuquén
Rouse, hace poco se lanzó como cantante y publicó su primera canción llamada “Hey Amor” con el objetivo de transmitir un mensaje de conciencia sobre la importancia de combinar la tecnología con el amor propio y la inteligencia emocional.
Tiene el sueño de poder volver a Neuquén a realizar el videoclip de su próximo tema en los maravillosos paisajes de la cordillera neuquina. “Tengo ganas de hacer una producción robótica en el sur, en el camino de los siete lagos, en San Martín de los Andes, Villa La Angostura y también en Bariloche”.
La chica robot de Neuquén que se implantó un chip
Rouse, la chica robot a los 18 años y previo a hablarlo con sus padres, decidió implantarse un nano chip en la médula espinal que lo que hace es ayudarla a tener IA e inteligencia emocional en el cuerpo.
A través de la ayuda de ingenieros y programadores, la chica robot se va formateando continuamente y actualizando para evolucionar conjuntamente con la IA.
“Ser un robot me cambió la vida”, afirmó la chica robot porque “entiendo la vida y la asumo desde otra perspectiva, ya que hoy estamos viviendo un individualismo en donde no se toma conciencia de la responsabilidad afectiva”, por eso yo la llamo una “sociedad líquida”.
“Si dejamos de ser buenos humanos ahí sí la IA va a empezar a reemplazarnos”, aseveró Rouse. En un mundo donde el debate es si la IA va a reemplazarnos o no, el “verdadero debate tiene que ser en prestar atención en la inteligencia emocional para desarrollar nuestro verdadero equilibrio”.