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Sábado 02 de Agosto, Neuquén, Argentina
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“Un auto en manos equivocadas es un arma”: grave advertencia tras los últimos siniestros en Neuquén

Eduardo Prueger, especialista en Accidentología Vial, advirtió que los siniestros viales ocurridos en los últimos días en Neuquén no son hechos aislados, sino la consecuencia de una cultura del riesgo, el machismo al volante y la falta de conciencia colectiva.

Viernes, 01 de agosto de 2025 a las 20:02
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Los últimos siniestros viales registrados en Neuquén —tres de ellos en Ruta 7 con víctimas fatales y uno en pleno Parque Central- volvieron a poner sobre la mesa una problemática persistente y preocupante: la naturalización del consumo de alcohol al volante, la falta de límites entre los jóvenes conductores y la alta velocidad en la conducción. 

“Un auto manejado en esas condiciones se convierte en un arma. Pudo haber sido una tragedia”, afirmó el especialista en Accidentología Vial Eduardo Prueger, en diálogo con el programa Entretiempo que se emite por AM550, en relación al siniestro que protagonizó un joven que conducía alcoholizado un vehículo que impactó contra la parada de colectivos lesionando a varias personas que aguardaban la llegada del transporte público. Para el especialista, estos hechos no son aislados ni excepcionales: forman parte de un patrón cultural que involucra múltiples factores de riesgo.

“No es solo el alcohol, no es solo la velocidad. Es la conjunción de muchas variables —sostuvo Prueguer—. Lo que se repite una y otra vez es que los conductores involucrados suelen ser varones, jóvenes, bajo los efectos del alcohol, y con una fuerte subestimación del riesgo”, precisó.

Según explicó, no alcanza con leyes más severas o campañas aisladas. Se requiere una intervención más profunda desde lo educativo, lo cultural y lo colectivo: “La mayoría de los accidentes con estas características tienen un factor común: la percepción de invulnerabilidad. Los jóvenes sienten que ‘a ellos no les va a pasar’”.

“No es solo el alcohol, no es solo la velocidad. Es la conjunción de muchas variables —sostuvo Prueguer—. Lo que se repite una y otra vez es que los conductores involucrados suelen ser varones, jóvenes, bajo los efectos del alcohol, y con una fuerte subestimación del riesgo”, precisó.

 

Prueger -quien además es especialista en análisis e investigación de homicidios complejos y femicidios-  remarcó que en muchos casos los siniestros se dan tras noches de consumo, donde nadie advierte —ni siquiera los acompañantes— que el conductor no está en condiciones de manejar.

“Hay una responsabilidad social y colectiva. Si no lo podés convencer, no te subís. Pero en general, todos están en la misma —señaló—. Y si el conductor decide acelerar descontroladamente, muchas veces los acompañantes quedan atrapados en una situación de la que no pueden salir. Son también víctimas”.

En Argentina, los siniestros viales son la principal causa de muerte en jóvenes y la tercera a nivel general, detrás de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. “Por eso no alcanza con controles o con sanciones. Hace falta trabajar sobre la percepción del riesgo, sobre la empatía, sobre la conciencia del otro”, insistió.

“El control funciona. Pero no puede ser lo único. Hay que enseñar desde la escuela, trabajar con las familias, cambiar la cultura de la impunidad al volante. Porque la educación vial no es solo saber las normas: es entender que no se puede poner en juego la vida de los demás por una noche de diversión”.

En Neuquén, las estadísticas muestran que cuando hay controles, bajan drásticamente los accidentes con lesiones vinculadas al alcohol. Pero cuando los controles se relajan, los hechos aumentan.

“El control funciona. Pero no puede ser lo único. Hay que enseñar desde la escuela, trabajar con las familias, cambiar la cultura de la impunidad al volante. Porque la educación vial no es solo saber las normas: es entender que no se puede poner en juego la vida de los demás por una noche de diversión”.

Finalmente, Prueger cuestionó las respuestas sociales basadas en la violencia, como los intentos de linchamientos o escraches a los involucrados. En el caso del siniestro vial del jueves, el conductor luego de atropellar a las personas que aguardaban el colectivo intentó escapar pero a las pocas cuadras fue aprehendido por los vecinos: “Eso no resuelve nada, solo genera más violencia y puede entorpecer la investigación. La salida es por otro lado: conciencia, responsabilidad y prevención”
 

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