Cinco años después de haber sido el segmento de población más afectado por la pandemia de Covid-19, en términos de hospitalización y mortalidad, los adultos mayores se convirtieron en el blanco fácil de todo tipo de estafas y fraudes, sin dejar de lado la afectación que sufren por la falta de un incremento de sus pensiones debido al ajuste económico que lleva adelante el gobierno de Javier Milei.
A este escenario, se le suman otros golpes que sufren quienes conforman ese universo denominado la Tercera Edad. Esos golpes que duelen como el que recibió Beatriz Blanco, la jubilada de 87 años, a la que un efectivo de la Policía Federal gaseó, golpeó y tiró al piso hace algo más de una semana durante la tradicional marcha que llevan adelante los jubilados los días miércoles frente al Congreso de la Nación.
La mujer solo preguntaba a los policías por qué les pegaban a los jubilados ya que podían ser sus padres o abuelos. Beatriz golpeó la cabeza contra el asfalto y comenzó a sangrar. Por esa agresión, marcada por la alevosía tanto por la diferencia de fuerza como por el abuso de autoridad que tiene un policía, la mujer tuvo un traumatismo encefalocraneano pero está fuera de peligro.
Un solo dato: el 63,5% de los jubilados argentinos cobran la jubilación mínima, que en marzo es de $279.121 –unos 250 dólares aproximadamente-, un ingreso que llegó a los $349.121 por el bono de refuerzo que la seguridad social otorga desde septiembre de 2022 por la situación de emergencia económica que vive el país.
En las últimas horas, dos homicidios ocurridos en menos de 24 horas de diferencia, tuvieron como víctimas a dos jubilados, de 90 y 78 años, durante robos en El Palomar y Temperley.
Beatriz Vaccarezza tenía 90 años. Dos delincuentes habrían forzado una reja para entrar en la casa y la sorprendieron mientras dormía. La víctima fue hallada maniatada en su cama. Si bien el cuerpo no presentaba heridas, los investigadores judiciales presumen que falleció a raíz del trauma provocado por la situación violenta que vivió cuando los asaltantes la obligaron a que entregara los objetos de valor que tenía mientras revolvían la casa.
El otro homicidio ocurrió en una vivienda ubicada en Temperley, donde la víctima, Luis Ramos, de 78 años, dormía junto a su esposa. Al ingresar en la vivienda los delincuentes maniataron a Luis y a su esposa. Al hombre lo llevaron a otra habitación y lo golpearon. La esposa de Luis logró sobrevivir. El jubilado fue llevado al hospital de Lomas de Zamora, donde falleció mientras era atendido. Según fuentes judiciales, la causa de la muerte no habrían sido los golpes que le aplicaron los asaltantes sino que su corazón no resistió la violencia a la que fue sometido.
La delincuencia no tiene piedad con los más vulnerables. Un informe reveló que los delincuentes no sólo arrasan con cuanto objeto de valor encuentren en las viviendas de los jubilados, sino que, además, torturan y matan. En enero, por ejemplo, en el territorio del AMBA se registraron 220 robos a jubilados con el lamentable saldo de 11 asesinatos.
A fines de los años ’60, el escritor Adolfo Bioy Casares escribió Diario de la guerra del cerdo, una narración breve que en clave semi fantástica da cuenta de un enfrentamiento entre jóvenes y viejos en el barrio porteño de Palermo, suscitado por un inexplicable odio intergeneracional. De la noche a la mañana, pandillas de jóvenes violentos empiezan a atacar a ancianos y gente de edad, lo que trastoca la existencia del protagonista. Las imágenes que retrataban los incidentes frente al Congreso no reflejaban el enfrentamiento entre jóvenes y viejos como en las páginas del libro de Bioy Casares sino la de las fuerzas de seguridad atacando a los adultos mayores.
Los últimos sucesos, y los que vienen ocurriendo en el último tiempo, tienen como lamentables protagonistas a los jubilados. Lejos están de ese enfrentamiento generacional que presenta el relato de Bioy Casares. Pero sí demuestran la alta vulnerabilidad a la que están expuestos esos hombres y mujeres que sólo pretenden una vida digna y disfrutar de los frutos de una vida de trabajo.