HISTORIA VIVA

El emprendimiento de una joven neuquina que le saca el jugo a la vida

“Me acuerdo que viajando por España veía los chiringuitos en la playa y soñaba con hacer eso”, cuenta Romina que con su emprendimiento viaja por las Ferias de la Patagonia.
sábado, 8 de abril de 2023 · 11:17

Por Hernán DI Menna

 

“Soy Romi, una emprendedora que desde hace 5 años comparte frescos sabores a través de sus jugos y licuados, con productos totalmente naturales y orgánicos. Vivo en Villa Pehuenia, un pueblo maravilloso de la Cordillera de los Andes, rodeada de montañas y lagos. Sí, soy itinerante! Viajo a todas partes con mi carrito para poder expandir y compartir los sabores que van directo de la tierra a tu boca”.

El primer posteo de su emprendimiento en Instagram, Hjjxs de Fruta, comienza a adentrarnos en una historia que sorprende y mucho. Una rápida descripción de lo que hace (y es) , nos abre la puerta para conocer a Romina Paschetta, nacida hace poquito más de 40 abriles en la Ciudad de Neuquén, con una vida bella e intensa que la llevó instalarse en Villa Pehuenia donde con su carro vende jugos, licuados, tés y otras bebidas orgánicas y naturales.

 

 

Romina tiene cientos de aventuras. O muchas vidas en una. Asegura: "soy viajera, ¿viste?" Quizás así se define, pero eso sería poco porque pasó muchos de sus (mil?) años conociendo personas, ciudades, paisajes alrededor del planeta. ¡Hasta estuvo con el Dalai Lama! 

La simple pregunta de cómo nació la idea de su emprendimiento abre varias ventanas al mundo. Y lo cuenta con una naturalidad de quien cree que todos llevamos su vida. Comienza respondiendo con un “¡Uy es re largo!! Vivo hace ya 11 años en Pehuenia, mis abuelos eran criollos, de esta zona”.

 

 

VIAJE AL VIEJO MUNDO

Por qué Pehuenia, abre otro portal. “A los 18 me fui a estudiar Psicología a Córdoba. Cuando me recibí volví a Neuquén. Pero no me hallaba en la ciudad y decidí irme a Europa a probar suerte, a hacer voluntariados, de mochilera. Me fui sola en el 2010, trabajaba y paraba en hostels. Conocí gente de todo el mundo, viajando muchas veces a dedo. En medio de esa experiencia se abre otra: conoce a un argentino en Roma y, rápidamente, su idea original de cruzar a África se transforma en un viaje a la India que le abriría un sinfín de sensaciones y aprendizajes. Allá fueron.

Me quedé varios meses. Él luego se fue al Sudeste Asiático. Yo quise conocer más, una inconsciente”. Ella, psicóloga, usa la palabra madre de su disciplina para retratar esa decisión. ¿Qué quiere decir? “Tenía 28 años, una mujer viajando sola, blanca, en una cultura que toma a ese color de piel como sinónimo de belleza. Llamaba mucho la atención, tenía una cola de gente donde fuera. Una mezcla de acoso con ver de cerca lo exótico. Además, mi edad de entonces para ellos ya es vieja, sin hijos, sola, en un país donde a los 15 años ya te arreglan un matrimonio. Dormía con un ojo cerrado y uno abierto. Cuando estaba acompañada podía estar hasta un poco más tarde, pero si estaba sola a las 7 ya me metía dentro del hostel donde estuviera”.

 

 

Allí no trabajó, se organizó con los ahorros y decidió con eso viajar por ese país que la encantó. “No sabés como volvería”, dijo nostálgica. “Pude conocer todo lo que me llamaba la atención. Estuve con Dalai Lama en el norte; en el Himalaya, la cordillera más alta de la Tierra; conocí a Amma, la famosa gurú de los abrazos; llegué hasta Calcuta, en el voluntariado de la hermana Teresa. Todo esto dejándome llevar por la curiosidad, investigando qué eran las religiones, de qué se trataba ese mundo. Descubrí que a la India la muestran como pobre, sucia, desorganizada pero a mí me llevó a conocer lo que es el Amor”. Hace una pausa. Recuerda que al volver de esa experiencia transformadora “llena de amor”, era mirada de costado, incomprendida. Ahora lo entiende. “Me trataban de loca”, dice riendo. No estaba en auge ni era tan común en esos tiempos y en estas latitudes las experiencias tan cercanas a lo espiritual. “Nunca más volví a sentir eso. En síntesis, me despojé del materialismo, de los que 'Debía hacer´", resume de ese viaje.

 

 

SACARLE EL JUGO 

Tocó regresar. Pero volvió a no sentir a la Ciudad como su lugar. Probó en Córdoba pero tampoco funcionó. Una propuesta laboral en Pehuenia la hizo trasladarse a la Cordillera. Comienza en una fiambrería su nuevo proyecto: juntar plata para seguir viajando, esta vez por Sudamérica y en auto. Decidida, sí. “Al poco tiempo se enteran que era psicóloga y como acá no había me abrí un consultorio”. A la mañana el local, a la tarde los pacientes. Todo con un propósito: una nueva experiencia, en este caso con su pareja y arriba de una Suzuki Vitara, “sin asiento de atrás para poder dormir ahí”.

 

 

 

Tres años y medio por el continente la encontraron, además de adentrándose en la naturaleza y toda la belleza, tomando jugos de fruta por donde pasaran. Por ahora, sólo como consumidora. Y, casi sin querer, un nuevo hito en su vida: “Fuimos el primer auto que cruzó el Amazonas del Atlántico al Pacífico”. Estamos en 2014. “En lugares donde la temperatura es alta, la gente vivía de eso, de sacar frutas de los árboles y venderla. Así creo que arranca la idea”, recuerda sobre cómo nació Hijxs de Fruta. 

2017 es el año del retorno. Y de varias cosas más. “Se termina la relación con mi compañero, había que volver a la ciudad, a trabajar y encima al poco tiempo me diagnostican Artritis Reumatoidea. De un día para el otro, no me podía levantar de la cama. Me tenían que asistir completamente, hasta bañarme. Era como un muñeco de trapo. Arrancó con un dolor en los dedos y a la semana ya no me podía mover. Ahí empecé a investigar. Yo era súper sana, hacía deporte todo el tiempo y me encontré tomando un montón de medicación. Tenía 34 años. Intenté buscar otras alternativas, otro tipo de alimentación, consumir verduras, jugos. A raíz de eso, mis viejos me regalan una licuadora. Pero me dije ´algo tengo que hacer con esto´. Y me mandé a Zapala a una feria a vender esos mismos jugos y explotó de gente. Un éxito. Me acuerdo que pedí prestadas 3 licuadoras. Desde ahí hasta ahora hago esto”.

Lo que ella llama “esto”, también puede contarse como la salida de su enfermedad. “Ya no tomo medicación. Es mi experiencia. Estando en Tailandia, en India, conociendo esa cultura y en especial las propiedades de las plantas, conozco la medicina ayurvedica y la vida a través de los alimentos. Tenemos plantas en nuestros jardines que ayudan un montón. Y no hace falta exportar nada. Encontrar nuestra ayurvedaen el lugar donde vivamos”. Siempre investigando y aprendiendo.

 

 

 

EMPRENDER DE LO QUE APRENDIMOS

“Para Hjjxs de Fruta trato de usar materia prima orgánica, ayudando además a la producción local. En el Bolsón, en el Valle, en Aluminé, viajo. Me interesa la salud de las personas, pero también de la Tierra. Todo es reutilizable, incluso usamos bombillas de trigo, biodegradables y de bambú reutilizables. Nada de mi emprendimiento se tira, todo se transforma”.

 

¿Como dirías que es emprender en Patagonia?

Sin la familia no hubiera podido. Sola es más difícil. Siempre se necesita de gente que este al pie del cañón. Mis hermanos también, me ayudaron y mi abuela. Fue un emprendimiento en conjunto. Pero lo que sí creo es que hay muchas cosas para hacer en estos lugares, cosas innovadoras. Siempre digo que no somos el interior de nada, somos localidades de la provincia, que por ahí el acceso es mucho más difícil no estando en capital pero que se pueden hacer un millón de cosas que te permiten crecer económicamente.

Y así fue. Este año cumplió otra meta: tener su propio carro y trabajar mirando al Lago. ”Me acuerdo que viajando por España veía los chiringuitos en la playa y soñaba con hacer eso”. 

La temporada alta de jugos va terminando, el frío le pondrá una pausa a esa parte de su vida. Pero antes, en el marco de Semana Santa, estuvo en la tradicional paella gigante que se hace como antesala de la Fiesta Nacional del Chef Patagónico que será en Villa Pehuenia del 5 al 7 de mayo, última cita para ella y su carro.

 

 

¿Que es lo que más disfrutas de tu trabajo?

Lo que más me gusta es ir a las ferias, me permite ir conociendo pueblos, fiestas populares como la de la Pera en Allen, Confluencia, Las Lajas, la Feria Semilla, los Menucos, la Fiesta del Asado en Cholila. Voy conociendo la gente del lugar, me encanta charlar y ver cómo viven, sus historias. Y además todo el folclore de cuando se instala una feria, gente de otro lado, gente local, es ver cómo se arma ese circo y cómo se desarma al finalizar y todos vuelven a sus lugares. Conocer a otros emprendedores, hacer intercambio de productos, probar cosas nuevas. Eso es muy lindo.

Otra de las frases de su Instagram planta bandera: "Estoy convencida de querer contribuir a la salud integral de cada una de las personas que consume mis productos. Pura tentación", la bajada o slogan que aparece en el logo de su marca, es también su marca.

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