Empleados de una estación de servicios del centro capitalino decidieron adoptar a un perro callejero que siempre remoloneaba por el lugar en busca de alimento y cariño. Con su chaleco y su “camita” pasa las noches “vigilando” el lugar.
Castrolito, como lo bautizaron, ahora, sus nuevos colegas (por el nombre del aceite que venden allí) hace un mes llegó en busca de alimento, agua, abrigo y cariño. “Es muy viejito y tiene catarata en unos de los ojos, cuándo apareció entre los surtidores, flaco, cansado y sediento, inmediatamente lo adoptamos”, comentó Jorge, empleado de la AXION, ubicada en calle Independencia y General Conrado Villegas.
“Los vecinos nos ayudaron y ayudan mucho con el cuidado de Castrolito. Puntualmente Fabián, el peluquero de acá la vuelta que cada 15 días se encarga de llevarlo al veterinario”, agregó Jorge.
Abrigado y con su almohadón pasa las tardes observando y cuidando a su “camarada”. Y cuándo algún cliente se le acerca “mueve la cola pidiendo mimos”, dice entre risas otro empleado del lugar.