El 28 de julio de 2025, el juez federal Gustavo Villanueva procesó a 20 imputados por la desaparición forzada de Sergio Ávalos, dictando prisión preventiva para todos ellos. Entre los acusados hay tres policías en actividad. Además, se ordenaron embargos individuales de entre 37 y 48 millones de pesos, con un total superior a 800 millones, para garantizar eventuales reparaciones y evitar ocultamiento de bienes. La noticia es el avance judicial más significativo en 22 años.
22 años de lucha, encubrimiento y reclamos
La investigación provincial estuvo plagada de irregularidades: pruebas manipuladas, cámaras sin registros, testimonios ignorados y una fiscalía que durante diez años mantuvo la causa como “averiguación de paradero”. La fiscal Sandra González Taboada fue denunciada por su rol en el encubrimiento.
En 2014, la Procuradora General Alejandra Gils Carbó determinó que se trató de una desaparición forzada de persona, delito de lesa humanidad que involucra responsabilidad estatal. La Corte Suprema de Justicia avaló el cambio, evitando que la causa prescribiera y trasladándola al fuero federal.
Durante más de dos décadas, la familia Ávalos, estudiantes de la UNCo y organismos de Derechos Humanos realizaron marchas cada 14 de junio para exigir justicia. Las movilizaciones solo se interrumpieron en pandemia.
¿Quién era Sergio Ávalos?
Sergio Daniel Ávalos tenía 18 años y cursaba la carrera de Contador Público en la Facultad de Economía y Administración de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo). Nacido en Picún Leufú, se había mudado a Neuquén capital para estudiar y vivía en las residencias universitarias del barrio Santa Genoveva.
La noche del 13 de junio de 2003, Sergio salió con amigos a un reconocido boliche bailable de la ciudad de Neuquén . Fue visto por última vez a las 7 del 14 de junio, dentro del local. En declaración testimonial una persona dijo haberse encontrado con alguien que habría visto a Ávalos muy lastimado y cautivo por personas pertenecientes a la fuerza.
El boliche contaba con custodia de policías, personal del Ejército y exmilitares chilenos, además de 40 cámaras que se apagaron esa noche. Testigos declararon que efectivos golpearon a un joven de características similares a Ávalos en los baños. Desde entonces, su paradero es desconocido.