Lo ocurrido este miércoles en el Estadio Geoffroy-Guichard de Saint-Ettiene, en París, pareció trasladarse 66 años atrás a tierras patagónicas de la mano de uno de los mejores escritores argentinos. Lo acontecido entre la selección argentina de fútbol Sub23 y Marruecos por la primera fecha del grupo B de los Juegos Olímpicos que arrancaron en la "Ciudad de la Luz” merecía ser contada por el genial Osvaldo Soriano. El autor de "Cuentos de los años felices", "No habrá más penas ni olvidos", entre otros libros, escribió el relato "El penal más largo del mundo", que ubicó en 1958 en un lugar perdido del Valle de Río Negro, un domingo por la tarde en un estadio vacío.
Argentina perdía 2 a 1 frente al conjunto marroquí, cuando el árbitro Glenn Nyberg, por distintas demoras en el juego en los 90, adicionó 16 minutos, tiempo en el que los dirigidos por Javier Mascherano volcaron todo su coraje y hambre de gloria hasta que Cristian Medina logró convertir el ansiado empate. Los argentinos desbordados de euforia festejaron el agónico empate mientras el público marroquí descargaba toda su furia, lanzando objetos contundentes y pirotecnia contra los jugadores argentinos; incluso, acaso los más osados, invadieron el campo de juego, situación que no pudieron controlar los responsables de la seguridad.
En "El penal más largo del mundo", Osvaldo Soriano imaginó un encuentro entre Deportivo Belgrano y Estrella Polar que en el final, el árbitro Herminio Silva ("un epiléptico que vendía las rifas del club local", como lo describió el autor) cobró a los 40 minutos del segundo tiempo un penal a favor del local generando una monumental gresca. Como le ocurrió a Silva en tierras patagónicas, el sueco Nyberg nunca llegó a pitar el final del partido en el Estadio Geoffroy-Guichard. La falta de seguridad en ese partido de la Liga patagónica obligó a que el delantero Constante Gauna de Deportivo Belgrano pateara el penal a "Gato" Díaz, arquero de Estrella Polar, una semana después, a puertas cerradas.
Este miércoles en Geoffroy-Guichard nadie de la organización daba explicaciones de lo que ocurriría con el encuentro entre argentinos y marroquíes, y le anunciaron a la gente que podía retirarse. Pasaron más de una hora y 45 minutos de incertidumbre. Con un estadio con las tribunas vacías, los futbolistas volvieron al campo a precalentar para jugar tres minutos más. Pero antes, el VAR convocó al juez sueco a revisar la jugada del gol de Medina. La tecnología le mostró que el argentino Amione estaba adelantado previo al cabezazo de Medina. Argentina volvía a perder 1-2.
El partido más largo del mundo en los Juegos Olímpicos se puso en marcha como si se tratara de un homenaje al "Gordo" Soriano y a “El penal más largo del mundo”. La realidad transformado en cuento.