CRISIS POLÍTICA

Gutiérrez y Weretilneck, la nueva yunta brava

Avanzó mucho la sintonía entre el gobernador neuquino y el senador rionegrino, ambos protagonistas, con sus partidos, en las últimas PASO.
sábado, 25 de septiembre de 2021 · 15:30

En estos tiempos de frenética actividad electoral, alentada tanto por el éxito como por el fracaso, la denominada genéricamente “ley petrolera”, una iniciativa más (y van…) para incentivar la producción de hidrocarburos en el país, y, ahora, particularmente en Vaca Muerta, se ha transformado en la piedra de toque que separa intereses y promueve discrepancias profundamente estudiadas; pero, también, ha servido para que una nueva alianza prospere, extendiendo sus beneficios al Senado, entre el partido que conduce Omar Gutiérrez, el MPN, y el que lidera Alberto Weretilneck, Juntos Somos Río Negro (JSRN), que gobierna esa provincia, con Arabela Carreras.

Esta yunta brava de referentes que han logrado pintar el mapa electoral de Argentina con un color diferenciado, ha encontrado en la coyuntura motivos para redoblar una relación que venía de antes. Weretilneck formó parte de aquel grupo inicial que, a fines de los ’80 y principios de los ’90, buscó en el MPN un ejemplo metodológico para aplicar, una receta que ya llevaba muchos años de probada eficacia. De allí surgieron las movidas cipoleñas en la política rionegrina, que terminaron por encumbrar a Cipolletti como ciudad clave, desplazando a Roca y Bariloche. Primero fue con Julio Salto, después con Julio Arriaga, y, finalmente, con Weretilneck, quien, tras sus gobiernos municipales y el salto a la provincia con la fórmula con Carlos Soria, terminó de consolidar un armado político que aprendió a jugar entre las grandes tensiones nacionales.

Gutiérrez y Weretilneck pasan por un momento de fuerte coincidencia afirmado en la cuestión petrolera. Nuevamente se ha puesto de modo el verbo “avasallar” en sus distintos tiempos; y se jura y perjura que la nueva alquimia que impulsó Darío Martínez y los asesores variopintos del conglomerado kirchnerista, no avanzará si insiste en “el avasallamiento a los derechos provinciales”. Hay diversas partes del texto original del proyecto de ley, que ingresará por el Senado al Congreso, que molestan a los propietarios de los recursos. Temas del manejo ambiental, laboral, y de las concesiones en general, que se ven como una especie de retroceso ante una realidad que había avanzado, en mucho, en favor de las autonomías provinciales. También, aunque no se haga centro en este tema todavía, se teme que no funcione una seguridad jurídica que vaya en sintonía con las exigencias de las empresas a la hora de comprometer y efectivizar sus millonarias inversiones.

El MPN de Gutiérrez sufre una especie de orfandad en el Senado. No tiene representantes directos, pese a que dos bancas son ocupadas por mujeres de profunda raíz emepenista: Silvia Sapag, hija de Felipe, quien está dentro del espacio del Frente de Todos, y muy alejada de “este” MPN; y Lucila Crexell, quien ingresó por Juntos por el Cambio, tiene una banca muy autónoma, y siderales distancias con el actual gobernador neuquino y su equipo de trabajo. Puede decirse, sin equivocación alguna, que la banca en el Senado más firme que tiene en esta coyuntura Gutiérrez, es rionegrina y es la que ocupa Weretilneck.

Gutiérrez ya avisó que irá al Congreso a defender la posición de Neuquén en Vaca Muerta, personalmente. “No delegaré esta responsabilidad”, dijo, durante la semana que pasó. Efectivamente, será parte del debate, seguramente acaparará todas las cámaras, y leerá un documento ya confeccionado, que está consensuado dentro de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos, la vieja y todavía en funciones OFEPHi.

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