EDITORIAL RIONEGRINA
La Salud Pública en Río Negro: una crisis que no da tregua
Alberto Weretilneck cumplió un año de mandato y aún no logró reparar un sistema destruido, lo que significa la gran deuda de su gestión.A dos meses de la llegada de Demetrio Thalasselis al Ministerio de Salud de Río Negro, las expectativas del gobernador Alberto Weretilneck eran altas. El médico que le salvó la vida el verano pasado, debía reconstruir un sistema destrozado en el gobierno de Arabela Carreras y el paso de Ana Senesi por el ministerio había dejado un vacío de respuestas y soluciones a las múltiples crisis que azotaron los hospitales públicos. Sin embargo, lo que se observó en este corto período fue un panorama que, lejos de mejorar, parece repetirse con el mismo nivel de desorganización y desatención.
A pesar de los esfuerzos del gobierno por subirse al tren del progreso económico de Vaca Muerta y la inversión minera prometida en Calcatreu al sur de Jacobacci y el uranio de Eduardo Eurnekian en Valcheta, los problemas en el sistema de Salud parecen haberse invisibilizado en los discursos oficiales. Las falencias en los hospitales públicos se agravan sin respuestas claras. La situación en hospitales como el de Roca, el de mayor complejidad de la provincia, es crítica: la ausencia de cirujanos, la escasez de médicos para cubrir guardias y la insuficiencia de ginecólogos son solo algunos de los problemas que aquejan a los trabajadores y pacientes.
El colapso del sistema rionegrino no es anecdótico ni aislado. Los casos de derivaciones a hospitales de otras ciudades por falta de médicos, como el que se vivió esta semana cuando embarazadas a punto de parir debieron recurrir a la Justicia para no perder sus fechas de cesárea, son un claro reflejo de la magnitud de la crisis. El gremio ASSPPUR denunció que desde mayo el 15% de los profesionales abandonó Salud Pública y otro porcentaje superior dejó horas en los hospitales para tomar turnos en los sanatorios privados.
Ese camino se los enseñó Weretilneck a fines de marzo, cuando publicó un video en el canal de YouTube de la provincia y les envió un mensaje claro al personal de la Salud: "si alguno de ustedes tiene una oferta en el sector privado, por favor, acepten”. Hoy, el mismo gobierno ofrece salarios millonarios con bonificaciones para intentar atraer médicos de otras partes del país. Pero este intento, por sí solo, no alcanza a paliar el profundo malestar acumulado en el sector.
El ministro Thalasselis sorprendió con un diagnóstico de errores de "comunicación interna” y falencias en la “gestión hospitalaria”, se ve empañada por una realidad desastrosa. La provincia gasta enormes sumas de dinero en derivaciones al sistema privado, mientras la situación de los hospitales públicos empeora. La falta de médicos en Cipolletti, la reducción de camas en Terapia Intensiva en esa ciudad, y el cierre de áreas de Salud Mental en Cinco Saltos son solo algunos de los episodios que se repiten en todo el sistema.
La situación es aún más preocupante cuando se observa la falta de respuesta por parte del gobierno a problemas urgentes. La deuda de 17 millones de pesos del Ministerio de Salud con el Sindicato de Industrias Químicas, que administra el ex Sanatorio Indupa, se hizo pública cuando los trabajadores no pudieron ingresar. Un candado en la puerta y un cartel escrito con groseros errores de ortografía expuso la situación. Oficialmente sólo aseguraron que el área ocupará ahora un secctor del edificio principal del hospital.El silencio del ministerio es alarmante.
A esto se le suma el enojo de los trabajadores, que desde hace dos meses no reciben aumentos de sueldos. Weretilneck ordenó el congelamiento del gasto salarial ante la crecida de la masa a más de 102 mil millones de pesos. Los gremios reclaman, pero no hay convocatoria a una nueva paritaria y nada indica que el gobierno realice algún ofrecimiento. Las cuentas de la provincia están complicadas, no hay fecha para el pago de la segunda cuota del aguinaldo, que debería ser cancelada esta semana, previo a Navidad.
El problema es de recursos, de eso no hay dudas, pero también hay falencias en la gestión, como dice Thalasselis. La situación crítica. Aunque es cierto que el ministro transita el periodo de gracia, las medidas deben ser urgentes.