UN INCIDENTE PELIGROSO

Una neuquina hoy salvó su vida sólo porque hay milagros

El vuelo de una pesada tapa de cloacas impactó en el asiento del acompañante de su auto, a centímetros de su cuerpo.
sábado, 9 de marzo de 2024 · 20:38

Es una mujer, neuquina, y tiene 36 años. Hasta ahí se pudo verificar en detalles siempre retaceados por el complicado aparato de información policial. Este sábado, 9 de marzo, esta mujer ha vuelto a nacer. Una pesada tapa de cloacas, que voló impulsada por una explosión todavía no esclarecida, le pasó a centímetros de su cuerpo, después de atravesar el parabrisas de su automóvil. Fue a pocos metros de la esquina de las calles Leloir y Camino. Esa zona fue preservada por seguridad, y los agentes de Defensa Civil del Municipio capitalino exploraron durante horas en cinco cuadras a la redonda para intentar saber qué era lo que había pasado, para encontrar explicación de cómo una red cloacal puede tener gases explosivos en sus entrañas presuntamente civilizadas.

La mujer de 36 años e identidad reservada sólo salvó su vida porque existen los milagros. A falta de otras seguridades, que deberían estar claras y no lo están, siempre es bueno que actúe la providencia. Sin ánimos de echar culpas apresuradamente, la investigación deberá explicar qué ha pasado este sábado. Porque la explicación de la policía, acerca de que es "un hecho totalmente aislado e inusual", es de Perogrullo. Ya sabemos que, al menos por ahora, no están volando por el aire, todos los días, pesadas tapas de cloacas.

Es obvio que se necesita más seguridad ciudadana. No se trata solo de los delitos en aumento. Se trata también de calles en mal estado, casi permanentemente, pues se arreglan y se vuelven a romper; de semáforos que pasan sin funcionar durante semanas; de medidas que van y vienen mientras todas las culpas se reparten entre los propios ciudadanos y su presunta mala educación promedio.  No hace falta que, además, vuelen tapas de cloacas por los aires, y haya que recurrir al señor de los milagros.

Por suerte, hay una mujer de 36 años que salvó su vida, solo con algunas magulladuras y heridas, en las manos. El susto no fue solo para ella, sino para los vecinos de ese sector. Los neuquinos no necesitan vivir con miedo o esperando tener suerte a cada paso. Necesitan seguridad garantizada. Necesitan que el dinero que aportan todos los meses, cada vez con mayor esfuerzo, sea lo que garantice esa seguridad. Y que no haga falta nada más. Estoy seguro que, con condiciones buenas, cada quien podrá arreglarse de la mejor manera posible.

 

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