EDITORIAL NEUQUINA
Hasta cuándo podrá acelerar Neuquén este año
El equilibrio es difícil y, como suele suceder, todo dependerá de lo que haga o no la política.El verano neuquino es escenario de una aceleración inédita en la costumbre política gubernamental neuquina, con abundancia de inauguraciones por obras ya hechas, licitación de obras por venir, e inversiones diversas en cuestiones que se supone importan para mejorar aspectos de la vida comunitaria. Esto se da en un contexto de cuentas públicas superavitarias, con incremento de recursos por regalías, con coparticipación federal de impuestos frenada o en baja, y un escenario nacional que deriva rápida e inevitablemente a la cuestión electoral.
El año electoral pesa, y mucho. Es más, puede afirmarse, con bajo margen de error, que es lo más importante para el establishment político gobernante. Lo es para el gobierno de Javier Milei, que hará su apuesta fuerte por aumentar su poder en el Congreso, y evitar así la tentación por (el camino más difícil de) gobernar sin el parlamento; y lo es también, aunque en menor nivel de importancia, para el gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, pues la renovación nacional de bancas (seis) del Congreso, para la provincia, constituye un escalón gravitante para el gran proyecto de continuidad política que está allí, aunque no se lo declame todo el tiempo, poniendo ladrillo sobre ladrillo, en la usina estratégica de "la neuquinidad".
Que las finanzas públicas estén bien, ordenadas, es determinante para el proyecto político de Figueroa. No solo porque se lo ha presentado como rasgo distintivo de una forma de practicar la política, sino porque la acción de gobierno se acelera y demandará como necesaria esa característica. Hasta cuándo se podrá sostener el pie sobre el acelerador de la gran máquina movida por Vaca Muerta, es un cálculo que se debe hacer, y, de hecho, se hace; pues hay semiplena conciencia de lo que alguna vez dijo el gran Juan Manuel Fangio, aplicado al automovilismo, y que fuera tomado como concepto también para la política: quien corre mejor no es el que más acelera, sino quien sabe frenar.
Así, Figueroa mueve la sintonía fina en el contexto: teje con el gobernador rionegrino, Alberto Weretilneck; sostiene la buena relación con el gobierno de Milei; despliega el mapa de Vaca Muerta para buscar las inversiones adecuadas que incrementen la infraestructura necesaria; planifica cuál será el mejor momento para buscar la inyección de dinero (créditos externos) para financiar el cambio de ritmo en ese sentido; mientras usa el gasto social moderadamente en lo estrictamente necesario (escuelas, hospitales, seguridad) y fortalece el sesgo de la "tolerancia cero" a la corrupción habitual, pues no hay motosierra, pero sí guadaña, cuando se trata de cortar de cuajo la hierba mala de la burocracia del Estado.
La aceleración, pues, continuará, pero también es posible que se use el freno, pues no hay camino recto, sino con abundancia de curvas. Por eso es importante valorar las señales de que se atenderá la cuestión corrupción: el proyecto de Ficha Limpia, que ya fue girado a la Legislatura (aunque no habría extraordinarias, sino el ritmo habitual desde el 1 de marzo) mientras se sigue separando la paja del trigo en la impresionante burocracia, con abundancia de cesantías justificadas, que, hasta ahora, nadie ha discutido, tampoco los gremios del Estado.
Las señales de la tolerancia cero seguirán, aunque no provengan del Ejecutivo. No hay que olvidar que ya, en febrero, se determina la suerte temporal de la estafa con los planes sociales, desde la Justicia; y que, en ese ámbito, también podrá haber novedades de las causas contra la ex vicegobernadora Gloria Ruiz. Dos casos emblemáticos que empujan lo políticamente correcto de la "nueva era", en perfecta sintonía, desde otro ángulo ideológico, con lo que se pone de a poco de moda en el mundo.
En concreto, no hay un límite preciso, una línea de llegada, para determinar hasta cuándo se sigue presionando el acelerador de la gestión política en la provincia; sí se intuye que la línea es sostener la tensión, no decaer en el "músculo" de la acción estatal. Habrá que ver cómo se maneja la alternancia entre acelerador y freno, como decía Fangio, para diagnosticar el futuro más o menos mediato de "la neuquinidad".