Si bien el Covid-19 parece ser cosa del pasado, lo cierto es que aún se encuentran muy presentes las secuelas que dejó esta enfermedad, sobre todo en las personas. Una de las que sufrió esto fue Inés Estévez. Se debe a que la actriz pasó sus peores momentos de salud producto de esta enfermedad y contó que por éste le detectaron cáncer, debieron operarla y encima le hicieron mala praxis.
Con el paso del tiempo, Inés Estévez se animó a hablar sobre el cáncer que padece y cómo atravesó este momento de salud crítico: "Estoy muy bien. Sí, podemos hablar de eso, no pasa nada, nunca lo dije porque hay un tema con eso... tuve lo que todo el mundo llama 'una cruel enfermedad'”.
“Es increíble que al cáncer no se lo nombre por su nombre. Tuve un pequeño granuloma que después de tener COVID mutó en algo maligno”, contó la actriz en diálogo con Teleshow, donde expresó que no le genera temor esta enfermedad después de transitarla.
Es por eso que detalló cómo fue el accionar de los médicos y con qué se toparon en la operación: “El problema fue que tenía programada una cirugía para sacarlo porque era una boludez, en plena pandemia, y no tuve margen de maniobra para buscar más respuestas. El resultado fue que era maligno”.
Para colmo, la segunda vez que la operaron, le hicieron mala praxis: “Entonces me hicieron una segunda operación que fue muy cruenta, muy innecesaria. Hoy en día lo sé. Y hubo mala praxis. Ahí me morfé cuatro quirófanos, cinco internaciones en plena pandemia, de noviembre a febrero”.
En este sentido, si bien pasó varias veces por el quirófano, remarcó que no debió pasar por la quimioterapia: “Lo sacaron y ya está, salí andando, no pasa nada, está todo perfecto... Solo que me comí una película de terror en un marco que era muy hostil”.
En ese momento crítico, la cabeza de Inés Estévez pensaba en una sola cosa: su familia. “El miedo era por mis hijas nada más, es algo que atajé como pude. Lo feo es estar preso del sistema, eso no me gustaba, depender de personas en las que no crees mucho... La medicina alopática es muy particular, tiene cosas maravillosas y tiene cosas que son muy cuestionables”, confesó.
Sin embargo, logró pasar los momentos más difíciles: “Lloré cuando recibí la segunda anatomía patológica que decía que no tenía nada. Fue una cosa increíble. Me salió algo muy visceral, un alarido, una risa y un llanto. Era una cosa muy loca saber que iba a vivir".