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El hielo de la Antártida se está derritiendo a velocidad récord

Mediante datos satelitales, los científicos señalaron que la Antártida tiene la menor extensión de hielo en 11 años.
Martes, 19 de septiembre de 2023 a las 14:23

La Antártida, que alberga la mayor cantidad de hielo en nuestro planeta, está experimentando un histórico declive, con un derretimiento tres veces más rápido desde 2012. Esto está contribuyendo al aumento acelerado del nivel del mar. 

Según el Centro Nacional de Datos sobre Hielo y Nieve de Estados Unidos (NSIDC), la información satelital revela que el hielo marino alcanzó un mínimo histórico durante la temporada de invierno (marzo-octubre).

“La superficie de hielo marino que rodea la Antártida está ahora muy por debajo de cualquier nivel invernal registrado anteriormente. Está tan lejos de todo lo que hemos visto que es casi increíble”, dijo Walter Meier, quien monitorea el hielo marino en ese centro de estudios.

La línea amarilla marca la superficie promedio de hielo en la Antártida en los últimos 30 años (NSIDC)

La extensión promedio de hielo en la Antártida en estas fechas durante los últimos 30 años se sitúa en torno a los 18.750 millones de kilómetros cuadrados. Hace un año, en septiembre de 2022, la superficie de hielo marino en esta temporada fue de solo 18.200 millones de km², estableciendo un récord histórico hasta ese momento

Sin embargo, esa marca fue superada por la registrada en septiembre de 2023. Hace apenas dos días, el 17 de septiembre, la cobertura de hielo se redujo a solo 16.892 millones de km².

Otro dato importante de las mediciones por satélite es que durante la segunda y tercera semana de septiembre, en pleno invierno austral, las aguas cercanas a la Antártida (océano Antártico o Austral) experimentaron la mayor acumulación anual de hielo flotante.

La desaparición del hielo flotante en la Antártida es de gran relevancia ambiental y climática por múltiples razones. El hielo flotante actúa como un espejo que refleja la radiación solar y tiene un efecto refrigerante. Cuando el hielo desaparece, el agua marina se calienta, lo que puede acelerar la degradación de los glaciares que llegan a la costa antártica, lo que, a su vez, tiene un impacto indirecto en el riesgo de aumento del nivel del mar.

Según afirmó la profesora Caroline Holmes, del Servicio Antártico Británico, “los impactos de la reducción del hielo marino en la Antártida pueden volverse más evidente con la llegada del verano austral, cuando existe la posibilidad de que se produzca un ciclo de retroalimentación imparable de derretimiento del hielo”.

A nivel global, la creciente preocupación radica en que a medida que el hielo antártico desaparece, aumentan las áreas oscuras en el océano. Estas áreas absorben la luz solar en lugar de reflejarla, lo que provoca un aumento en la temperatura del agua y, como consecuencia, más derretimiento de hielo. Los científicos se refieren a este fenómeno como el 'efecto albedo del hielo'.

“Eso podría agregar mucho más calor al planeta, alterando el papel habitual de la Antártida como regulador de las temperaturas globales”, remarcó la profesora Holmes.

Es probable que los océanos con temperaturas récord de este año estén contribuyendo al derretimiento del hielo antártico, ya que el agua caliente no se congela fácilmente. Además, los cambios en las corrientes oceánicas y los patrones de viento en la Antártida podrían agravar esta situación. Además, el actual fenómeno meteorológico de El Niño en el Pacífico también podría tener un impacto en este proceso.

El meteorólogo Robbie Mallet, quien vive en la península Antártica, señaló que se está volviendo cada vez más evidente que la Antártida es más vulnerable al cambio climático de lo que se pensaba en el pasado. Mallet advierte que esta es una señal alarmante de un cambio climático en la Antártida que no se había observado en las últimas cuatro décadas y que ahora está emergiendo.

En tres de los últimos siete veranos antárticos se registraron los niveles más bajos de hielo. En marzo de 2022, cuando se esperaba que el agua se congelara nuevamente, la Antártida oriental sufrió una ola de calor que elevó las temperaturas 40 °C por encima de lo normal. En lugar de ser el mayor refrigerador del planeta, una Antártida que se derrite podría actuar como un radiador, absorbiendo el calor a través del océano expuesto en lugar de reflejarlo.

 

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