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Sábado 26 de Abril, Neuquén, Argentina
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Por qué el papa Francisco pidió ser enterrado en Santa María la Mayor y no en el Vaticano

Su decisión, anunciada en vida y cumplida el pasado 21 de abril tras su fallecimiento, refleja un gesto profundo de humildad y de fidelidad a su propia historia espiritual.

Por Redacción

Sabado, 26 de abril de 2025 a las 08:40
Francisco rezando en Santa María la Mayor

La última voluntad del papa Francisco rompió con siglos de tradición: pidió ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en lugar de descansar en las grutas vaticanas junto a sus predecesores. Su decisión, anunciada en vida y cumplida el pasado 21 de abril tras su fallecimiento, refleja un gesto profundo de humildad y de fidelidad a su propia historia espiritual.

Desde su elección como sumo pontífice en 2013, Francisco mostró una manera distinta de ejercer el poder dentro de la Iglesia Católica. Optó por vivir en la residencia de Santa Marta, renunciando al tradicional apartamento papal, y ahora, incluso en su muerte, eligió alejarse de los honores reservados a los papas anteriores.

Santa María la Mayor no fue un sitio elegido al azar. Durante su pontificado, Jorge Mario Bergoglio solía visitar esta basílica antes y después de cada viaje apostólico. Allí rezaba, se encomendaba a la Virgen María y le agradecía los frutos de sus misiones. Era, en definitiva, uno de sus lugares más íntimos de recogimiento espiritual en Roma.

Santa María la Mayor, el lugar que Francisco eligió rompiendo un legado histórico

Al pedir que su cuerpo repose allí, Francisco no solo se aferra a un lugar simbólico de su papado, sino también reafirma su vínculo con el pueblo y con la fe popular mariana, una de las devociones más arraigadas entre los fieles comunes.

Un funeral histórico

El funeral de Francisco en el Vaticano, presidido por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, reunió a líderes de todo el mundo. Entre ellos, destacaron el presidente argentino Javier Milei —ubicado en la primera fila junto a la primera ministra italiana Giorgia Meloni— y representantes de numerosas casas reales y gobiernos internacionales.

La misa exequial en la Plaza de San Pedro fue seguida de un traslado privado hacia Santa María la Mayor, ubicado frente a la embajada argentina en Roma. El cortejo recorrió importantes puntos de la ciudad eterna, en un último gesto de cercanía con el pueblo romano.

En un acto de coherencia con su vida, al llegar a la basílica, los restos del Papa fueron recibidos por un grupo de “pobres y necesitados”, reafirmando su opción preferencial por los más humildes, uno de los ejes de su mensaje pastoral.

Una ruptura simbólica

Tradicionalmente, los papas son enterrados en las grutas vaticanas, como señal de continuidad con la sede de Pedro. Sin embargo, Francisco rompió esa tradición para subrayar que el poder terrenal, incluso el de un papa, no debe prevalecer sobre la fe y la humildad.

Su elección es, en muchos sentidos, una enseñanza final: la grandeza de un cristiano no radica en los honores ni en los lugares de privilegio, sino en el testimonio de vida, la sencillez y la fidelidad a Dios.

Con esta última decisión, el papa Francisco dejó un legado que trasciende su tiempo: el recuerdo de un pastor que quiso vivir y morir abrazado a los pobres, a la Virgen y al Evangelio.

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