Una medida concreta y un tiro por elevación
Federico Sturzenegger volvió a ser noticia por partida doble: por anunciar una medida clave para simplificar la vida de miles de empleadores y por recordar, de forma irónica, uno de los mayores papelones de Victoria Donda.
El ministro presentó la nueva reglamentación que permite pagar aportes al personal de casas particulares por débito automático, dejando atrás el engorroso trámite mensual que obligaba a generar el Volante Electrónico de Pago (VEP) cada vez.
En su cuenta de X, Sturzenegger no se guardó nada: “Ahora los más de 450.000 empleadores (más uno si se suma Victoria Donda) podrán hacerlo con débito automático”. Un comentario que en segundos se viralizó, recordándole a todos el escándalo por la empleada no registrada que Donda tuvo durante años.
Una hipocresía que sigue dando bronca
El caso de Donda quedó grabado como ejemplo de doble moral: mientras se llenaba la boca hablando de inclusión, derechos y justicia social, tenía trabajando en negro a quien la ayudaba en su casa. La polémica derivó en una denuncia, un acuerdo indemnizatorio y un silencio vergonzoso que hasta hoy le pesa en su historial.
Ahora, la nueva normativa apunta justamente a combatir esa informalidad que la exfuncionaria encarnó de la peor forma. Con el débito automático, el pago de aportes pasa a ser mucho más fácil y seguro, sin excusas para mirar para otro lado.
El objetivo es que más de 450.000 empleadores registren correctamente a su personal, evitando sanciones y, sobre todo, reconociendo derechos básicos. Un paso más en la línea de simplificación y desregulación que impulsa el Gobierno para sacar trabas absurdas.
Cómo funciona la nueva modalidad
La medida ya está publicada en el Boletín Oficial y entró en vigencia de inmediato. Los empleadores podrán adherir una sola vez al débito automático y olvidarse de hacer el trámite todos los meses. Se busca así dar más previsibilidad y evitar morosidad.
Además, la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) remarcó que la iniciativa forma parte de un plan integral para blanquear uno de los sectores con mayor índice de informalidad: el trabajo doméstico.
Mientras algunos personajes se llenaron la boca con discursos de cartón y terminaron exponiendo su propia hipocresía, esta resolución apunta a resultados concretos: más derechos para quienes trabajan en casas particulares y menos vueltas para quienes los emplean.