“Veranísimo” con Huguex Cabrera sigue recorriendo la Patagonia y en esta ocasión pudieron conocer la historia de la Casa de Té Arrayán. Fundada por una visionaria chica inglesa de 26 años que llegó a San Martín de los Andes, quedó enamorada a primera vista del lugar y decidió encarar ahí su emprendimiento, una casa en la que se puede vivir la experiencia del verdadero té inglés pero con un toque patagónico.
Pablo Aristizábal cuenta la historia de este emprendimiento, ahora manejado por su hija Ornella, quien le puso su impronta y hoy es visitado por turistas de todo el mundo.
La casa de té Arrayán está ubicada sobre la ladera del cerro Coronel Díaz, con una vista única al lago Lácar. Fue declarada patrimonio histórico, cultural y arquitectónico de la Patagonia y fue diseñada por un arquitecto del estudio de Alejandro Bustillo, conocido por diseñar edificios emblemáticos de la Patagonia como el hotel Llao Llao en Bariloche.
Arrayán, según cuenta Pablo, es un lugar lleno de energía, y cuenta la historia de René Dickinson, una inglesa de 26 años que llegó al lugar en 1936.
“Se para ahí, ve la vista y dice ‘este es el lugar en el que quiero terminar mi vida’”, comenta Pablo.
Cuando falleció René, sus hermanos se hicieron cargo del lugar, entre ellas Yanet, su hermana, que era instructora de esquí. Fue dando clases que conoce a Pablo Aristizábal, en el cerro Chapelco, y él le dice que el día que quiera ceder la custodia del lugar, él estaba disponible junto a su familia. Finalmente, su hija Ornella se hace cargo de la casa de té y le pone su impronta, un homenaje a René con una obra de arte en la entrada del lugar y la fabricación de 20 tipos de té gracias a su profesión de tea blender. Estos 20 tipos de té tienen el nombre de mujeres que fueron importantes en la historia del lugar.
“La sensación que nosotros tenemos es que estamos manteniendo un legado”, sigue contando Pablo. Estamos dentro del Parque Nacional Lanín y hemos construido un sendero de un kilómetro mediante el cual la gente, independientemente de visitar la casa de té, puede conocer el parque con vistas a la ciudad, el lago Lácar y llegar hasta el lugar donde descansa René Dickinson. Una oportunidad para valorar la historia de esta emprendedora que, con 26 años, decidió construir su vida ahí. Desde 1936 a hoy, la casa de té nunca dejó de funcionar.
Turistas de todo el mundo se acercan a la casa de té y al Lake View Mountain Lodge, un hotel boutique que tiene una vista única del lago Lacar, uno de los lagos que conforma la emblemática Ruta de los Siete Lagos. “Todos los atardeceres son distintos”, cuenta Pablo, todo dependerá de las condiciones climáticas. Por algo lleva el nombre de “Arrayán” que en lengua mapuche significa “donde cae el último rayo de sol”.
La casa de té, la más antigua de la Patagonia, cuenta con una panadería de montaña. La harina que se utiliza es harina integral molida a piedra y el pan lo fabrican con masa madre y lo cocinan en un horno a leña, tal como se hacía en 1936. Es reconocida por ofrecer una torre típica de los tés ingleses con un toque patagónico. Según el protocolo de té inglés, en el primer piso la torre tiene sándwiches salados, en el centro tiene una viennoiserie más austríaca / francesa, y en el tercer piso tiene los postres, galletitas, scones y tortas hechas con ingredientes patagónicos como los frutos rojos.
En cada rincón puede conocerse un pedacito de la historia de René y su ambición de hacer de este lugar, un lugar único y especial para quien lo visite. Abre todos los días de 14 a 21 e, idealmente, debe reservarse con anticipación.