El hecho ocurrió en un servicompras ubicado en el barrio Los Huiliches. Allí, en ese lugar, ingresó un ladrón a cara descubierta a consumar el hecho. Juan el comerciante se encontraba con su esposa y su hija de 11 años. El malviviente lo amenazó y en ese trayecto, mediante una heroicidad y una valentía pocas veces vista, el dueño del kiosko se abalanzó sobre él una vez que el delincuente se aprestó a sacar su arma de fuego.
Juan puso su vida en riesgo. Tal fue el empujón que le pegó al ladrón que ambos quedaron afuera de la vereda del local. Sin embargo, éste le dio un culatazo en la cabeza. Acto seguido, el dueño del local le pegó en la mano y logró arrebatarle el arma y luego escapó junto a su "compinche" que estaba en su motocicleta.
“Sinceramente no lo pensás, fueron dos segundos, no entendés nada, tenés la mente en blanco”, así describió un kiosquero del oeste neuquino al Diario Río Negro sobre el momento extremo que atravesó.