POBREZA Y ABANDONO

Viven a la intemperie, estafados con planes sociales

La historia de una familia que atravesó promesas sin cumplir, problemas de salud y ahora pide al menos una casa de madera para vivir "mejor".
viernes, 4 de diciembre de 2020 · 13:29

Sol llegó a Neuquén hace un año, junto a su marido y sus cinco hijos de 16, 15,12, 10, y 5 años. Hace 6 meses, nació la última de sus hijas, y desde entonces la familia tiene ocho miembros. Vinieron desde Salta con la promesa de un buen trabajo. Hoy viven en un terreno de la toma Casimiro Gómez, algunos de ellos duermen "bajo techo", el resto bajo las estrellas apenas tapados con una manta. Además, fueron estafados: le pusieron como condición ir a las marchas para cobrar un plan, y nunca lo cobraron, sino que lo concretaron otros, que -según dice la familia- los cobran por ellos.

La pandemia no fue la única culpable de que esta familia llegue a esta situación, aquel hombre que le ofreció un trabajo al padre de familia en definitiva lo usó, lo hizo trabajar en una obra muy grande pero nunca le pagó, después el coronavirus agravó la situación y ni desde municipio ni la provincia ante los pedidos de ayuda respondieron a la familia. 

El alquiler del departamento en el que vivieron hasta hace 3 días lo pagaban con las asignaciones que cobraban por sus hijos, para sobrevivir hacían changas, y para pagar los impuestos algunas que otras ventas. Pero el tiempo pasaba y se complicaba la economía familiar, las preocupaciones por cómo seguir cumpliendo crecían y el marido de Sol sufrió las consecuencias.

“Lo sacamos casi muerto del departamento” contó la mujer a este medio. Su marido, que es diabético, se descompensó. Sufrió una embolia cerebral, y con  55 años quedó con la mitad del cuerpo dormido. Hace cuatro meses que las changas ya no son una alternativa, al menos para él. Los chicos más grandes son los que ayudan.

La vida de esta familia parece sacada de un guion de película, cuando uno piensa que más no puede pasar, que todo es exageración, la realidad demuestra que si, que puede pasar. Sumado al problema de salud de este padre, transitaron una cirugía de intestinos de la niña de 5 años, de la que afortunadamente ya está recuperada, y hace pocas semanas la bebé de 6 meses tuvo que ser internada por una bacteria que tenía el agua.

Esto último sucedió cuando en el proceso de dejar el departamento, iban hasta el terreno donde viven ahora, a limpiarlo y hacer lugar para llevar sus cosas. Sol le dio al pequeño agua de allí, “salía turbia” pero era lo que tenían.

Así, entre golpes duros más que alegrías, vive esta familia. “Me quiero quedar en Neuquén. Yo sé que de esta voy a salir adelante” dijo la mujer que hace frente a todo. Sol está pidiendo ayuda para tener una casa, no de material, sino de madera, al menos poder armar un lugar donde puedan dormir “más cómodos”. “Nos cubrimos con un nylon, a la noche hace frío, dormimos en una carpita y los más grandes duermen afuera, se abrigan bien y se acuestan ahí afuera, porque le dejan la camita para sus hermanas”.

“Lo que más me preocupa es que con el viento fuerte, llegó a llevarse todos los nylon donde meto a la nena para dormir, y me da miedo cuando llueva, no me tocó todavía, eso me da miedo” contó Sol ya casi sin aliento.

“Las maestras se portaron re bien conmigo”

Los hijos de Sol están escolarizados, ninguno dejó de estudiar. “Con mi teléfono hacían las tareas por zoom, cumpliendo toda la tarea, incluso la maestra orgullosa de ellos. Ellos nunca dejaron la escuela. Mi otro hijo tenía que irse a trabajar, estudiaba y hacía changuitas cuando mi marido estuvo tan mal”. Las maestras sabían la situación de esta familia, y los asistieron, incluso ahora. “Las maestras se portaron re bien conmigo”. 

Promesas y estafas

No solo la promesa de trabajo se esfumó, Sol fue estafada. Al enviar a sus hijos a un comedor de Barrios de Pie, le dijeron que se podía anotar y presentar toda la documentación, tanto de ella como de su marido para cobrar un plan. "Me siento como una tonta" se lamentó, porque firmó papeles esperando que saliera su plan, mientras tanto asistía a las marchas, porque esa era la condición. Pasaron los meses y sin novedades averiguó porqué tanta demora, la respuesta que encontró fue: "vos venís cobrando desde julio" y su marido mucho antes.   

 

 

 

 

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