HISTORIA DE PATAGONIA

Y un día…¡el “locomóvil” volvió a andar!

Con el mismo sistema de una locomotora a vapor, lo utilizaron los pioneros de nuestra Patagonia para múltiples tareas. ¡Mirá la entrevista!
domingo, 2 de agosto de 2020 · 09:53

Gabriel Asenjo, el “decano” de la restauración de locomotoras que andan hoy por la Patagonia, no ve la hora de ponerle leña, encenderla, y que el antiquísimo “locomóvil” inunde el taller con la música característica de los motores a vapor. Es más, cuando lo hace y todo funciona como hace doscientos años, tira de la piola para que el silbato de bronce sea como un aplauso para los seis años de trabajos artesanales e intensos.

Llegó a sus manos totalmente destruido, con la mayoría de sus partes desarmadas y una imagen de óxido que requería de mucha imaginación para suponer cómo había sido cuando movía las máquinas de los viejos aserraderos patagónicos, de las cosechas y trilla de trigo, de las antiguas carpinterías que también arreglaban las ruedas de carros.

“Lo peor del estado en que llegó al taller no es lo que se vé, sino todo el sistema interno, la caldera y las piezas que le faltaban de las que no teníamos ni fotos. Hubo que hacer mecanismos y piezas nuevas sólo intuyendo cómo serían y qué significaban para el sistema de vapor”, señaló por AM 550 y 24/7 Noticias.

En los últimos seis años, el locomóvil que ha vuelto a la vida fue el centro de atracción y horas de trabajo en el taller de Asenjo, mientras también mantenía y reparaba las locomotoras a vapor de la traza de Río Gallegos a Río Turbio o las del Tren Patagónico que están en Ingeniero Jacobacci o las de la denominada “Trochita”, en Esquel.

“Hay un sentimiento encontrado, porque cada vez que se termina una restauración de éstas uno se pone feliz por el trabajo realizado, pero también se van muchas horas de trabajo, de restauración, de imaginar y diseñar una pieza de la que no teníamos ni planos ni fotos y que finalmente funcionó a la perfección. Algo nuestro se va en cada restauración en el taller, pero así es la vida”, cuenta Asenjo mientras trata de amasar la emoción con un trapo que frota entre sus manos.

En diálogo en el programa “Viaje al puerto de la noche”, adelantó que “cuando pase todo esto tengo que ir a seguir con el mantenimiento de las máquinas en Jacobacci, iniciar el trabajo en otra, también en Santiago de Chile me espera otra máquina, en fin, no me puedo quejar, trabajo no falta”.

Este hombre, que también es Veterano de Guerra de Malvinas, desempolva el tiempo. Lo corre de un plumazo, de un pitido del silbato de una locomotora o de un locomóvil. Y es este aparato que ha vuelto a la vida, que así como antes era llevado a los lugares de trabajo con caballos o bueyes, hoy ha cruzado cientos de años y ya nada lo detiene.

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