INFORME ESPECIAL

Neuquén: portales truchos, fake news y trolls en las campañas políticas

El 2023 será un año plenamente electoral: terreno fértil para las estrategias más variadas, que en algunos casos rozan lo ilegal.
sábado, 5 de noviembre de 2022 · 11:19

La convulsionada política argentina se ve atravesada, ante cada elección, por un sinfín de maniobras, estrategias y tácticas que van mutando y adaptándose, conforme pasan los años, a los medios de comunicación. Los diarios en su formato tradicional, la radio y la TV perdieron lugar en la consideración o predilección de los jefes de campaña, -o de las agencias encargadas a tal fin-, y ahora la cancha que por lo general “se embarra” es internet, en su amplio espectro: portales de noticias, redes sociales, videos y tendencias. El dinero que la política destina en la web para potenciar candidatos, o desprestigiar a rivales, crece mes a mes, y año a año.

 

De un tiempo a esta parte, las campañas políticas teledirigidas on-line han tomado miles de formas. Y alegremente han sobrepasado el límite de las gacetillas informativas enviadas a los diferentes medios, o de las “notas a pedido” o “publinotas”, para tomar un rol activo creando, de manera temporaria, diferentes fuentes propias de comunicación, que bajo un manto de presunto anonimato, o con perfiles falsos, deslizan teorías, primicias, agravios y laureles para uno u otro sector. 

 

A nivel nacional esto se pudo ver en el 2019 con la enorme cantidad de cuentas falsas creadas en redes sociales, sobre todo en Twitter, que de manera automatizada imponían y replicaban “hashtags” con consignas variadas. Una de las más utilizadas en su momento era el #YoVotoMM apoyando la reelección de Mauricio Macri a la presidencia. Pero en ese entonces algo salió mal en el -denominado por el kirchnerismo- “Troll Center de Marquitos Peña”: dentro del paquete adquirido se incluyeron muchas cuentas falsas (bots) del extranjero que terminaron compartiendo frases incoherentes como “¡Satisface a Mauricio! ¡No te relajes! ¡Te elijo! Enorme caricia desde Hurlingham!” bajo nombres de usuarios inusuales en nuestro país como “Lavonne Smythorsmith”, “Larita Poelking”, “Linsey Corssley” o “Andrew Bonetta”.

 

 

En el plano internacional, las campañas de Jair Bolsonaro en Brasil con las que consiguió su primera presidencia y perdió la reelección son un caso de estudio: en los últimos meses denunciaron al equipo de Bolsonaro por crear un portal con fake news contra Lula. Se trataba de una página web que alimentaba con publicidad a Google, incluyendo noticias falsas sobre el candidato opositor. El caso se conoció luego de que denunciaran a YouTube por promover material agresivo contra Da Silva. El buscador norteamericano aceptó que esta página, fue impulsada con financiamiento extra de unos 1.000 dólares para que aparezca en forma privilegiada en el buscador.

 

Y por supuesto, la política neuquina no está exenta a este escenario, ni a las mencionadas modalidades. En los últimos tiempos se vislumbró una proliferación notable en la cantidad de “medios de comunicación” en forma de portales de noticias o redes sociales, que se dedican a compartir información -o desinformación- relacionada a los distintos candidatos regionales. 

 

Son, en muchos casos, páginas web que aparecen de manera imprevista, bajo la coordinación de multimedios “fantasmas”, y que en época de campaña solapan notas de alto contenido político entre las noticias generales que publican y que por lo general son extraídas de cables de agencias y compartidas con mínimo tratamiento periodístico. El contenido importante para el candidato implicado, sea cual fuere su color político, se sube a la web y se pauta (promociona con dinero) en redes sociales, para que el usuario particular, apenas abra su Facebook, Twitter, Instagram o Google News, lo vea antes que otras publicaciones. 

 

Ejemplos neuquinos

 

El especialista en redes sociales y gerente de Marketing, Desarrollo Comercial y Nuevos Negocios de Prima Multimedios, Julián Blanco, aporta detalles a tener en cuenta a la hora de identificar las señales que nos marcan la presencia de una “campaña sucia” en Internet: “Los perfiles falsos en internet, incluidos los falsos medios de comunicación, cumplen una serie de patrones que los hacen fácilmente identificables. Uno de ellos es su fecha de creación. Algunas plataformas, como Instagram o Twitter, te indican en pocos clics la fecha de creación de un determinado perfil. Y la ecuación es, que un portal de noticias creado hace menos de 6 meses, lógicamente no es genuino y mucho menos si difunde y promociona información difamatoria con una intención e inclinación que claramente es política”.

 

 

Además, Julián destaca como otro parámetro importante a tener en cuenta la calidad y cantidad de seguidores: “Que un perfil cuente con pocos seguidores está muchas veces relacionado o con que fueron creados recientemente, o con que no poseen credibilidad, ni una audiencia base, lo cual también es un indicador de que es un sitio genuino al que los usuarios acuden regularmente para informarse. Sin embargo, el simple hecho de que un sitio tenga una cantidad abultada de seguidores, tampoco es garantía de nada, ya que en la actualidad es muy fácil acceder a la compra de seguidores, y con unos pocos dólares colmar un perfil de cualquier red social con bots. Lo vemos en Neuquén, con algunos medios de comunicación, como algunas radios que para aparentar una audiencia real, acuden a estas herramientas, y el problema es que mucha gente cae, incluso marcas que pagan a estos medios fraudulentos por hacer publicidad, hacia una audiencia inexistente. Pasa también con falsos influencers en la región, que nunca generaron contenido de valor, y un día se hacen llamar como tales, y estafan a marcas, emprendimientos y eventos de todo tipo, fingiendo un personaje que se generó a base de bots”. 

 

 

“Quienes estamos inmersos en la industria y conocemos cómo se mueven las redes sociales, nos damos cuenta fácilmente de esto, por eso es positivo instruir a la audiencia y a los usuarios de redes para que no caigan en. sitios falsos, que sólo buscan manipular la opinión pública con contenidos fraudulentos, o bien difamar, o como mencioné anteriormente estafar marcas y empresas” asegura Julián Blanco. 

 

Qué variables tener en cuenta para descubrir un portal trucho, fake news o perfil falso

 

Al momento de ver un perfil, o una publicación de un supuesto medio de comunicación, lo primero que uno debe analizar son las variables que expusimos antes: fecha de creación del perfil (se puede buscar dentro del perfil o bien observar rápidamente la cantidad de publicaciones y las fechas de las primeras publicaciones que realizó). Luego, la cantidad de seguidores de un sitio, y si estos pertenecen a personas reales y no a bots. Esto se puede verificar ingresando a la sección de seguidores de este perfil, y bajar hasta aproximadamente la mitad, y observar si los usuarios que hay como seguidores de la página son cuentas reales, si están en el idioma del sitio (en este caso español), si son perfiles con foto de perfil, con publicaciones, y sin nombres atípicos para nuestra región. Los bots que se venden en internet, generalmente provienen de Brasil, Asia o específicamente India. 

 

 

En tercer lugar, revisar si los contenidos tienen interacción, es decir, Me Gustas, comentarios, compartidos, ya que los sitios serios tienen una audiencia que participa, opina, comenta e interactúa con todos los contenidos, no solo con los que se promocionan a través de la publicidad. 

 

“Un perfil que cuenta con 8000 seguidores, pero solo 3 personas interactúan con sus posteos, es al menos un sitio con el que hay que tomar recaudos”.

 

Y por último, es importante como lectores, al momento de leer una noticia, o una publicación en internet, cuestionarse si es genuina. Para esto, hay algunos pasos a seguir que permiten garantizar que la información que uno está leyendo es verídica:

 

1- No sólo quedarse con el título y descripción de una publicación, sino ingresar al sitio y leer la nota completa. Muchas veces los títulos de algunos sitios son manipulados porque se sabe que un gran porcentaje de los usuarios no lee la nota completa, sino que solo se informa con el título y la bajada, por lo que desvían el foco de la información hacia su interés particular, y se escudan poniendo la información completa, pero con menor jerarquía, en el cuerpo de la nota, al que casi nadie accede.

 

2- Preguntarse si lo que uno está leyendo responde directamente a una opinión personal / institucional, o si es información concreta, con hechos, evidencia o material probatorio. Los algoritmos de las redes sociales y las opciones de segmentación que ofrecen sus plataformas de publicidad hacen que este tipo de falsos medios de comunicación puedan mostrar contenidos determinados (en su mayoría falsos o manipulados), a un público con determinada posición ideológica, intereses, edad, etc. Ya que está comprobado que un usuario es mucho más propenso a difundir una fake news sin revisarla, si esta plantea o contiene información que esté alineada con su pensamiento. 

 

3- Corroborar otras fuentes, para comprobar si esta información difundida fue tratada por otros medios de comunicación reconocidos y serios. Si no es así, posiblemente la información sea cuestionable. Y en caso de que esta información esté presente en este tipo de medios, también resulta útil leer ese contenido y observar qué tratamiento se le dio a la noticia, ya que la información puede ser real, o un determinado hecho puede haber ocurrido, pero la fake news haberse generado a partir del tratamiento o enfoque malicioso de esa información.

 

 

Las fake news o noticias falsas, juegan un rol fundamental en las campañas políticas debido a la facilidad y rapidez con la que se propagan, y por el impacto que pueden generar antes de cada elección. Portales de noticias desconocidos y sin trayectoria que comparten información direccionada, cuentas en redes sociales que prometen primicias, videos editados con intencionalidad, cadenas de Whatsapp y hasta los tan compartidos “memes” son ejemplos de los canales a través de los cuales se filtran. Por eso es fundamental no creer en todo lo recibido, analizar la credibilidad de la fuente y chequear la información antes de compartirla.

 

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