En Avellaneda, Estudiantes perdió mucho más que una final. Cayó 2-0 ante un Vélez inteligente y letal, pero lo más fuerte del día llegó después del pitazo: Eduardo Domínguez habló en conferencia y dejó un tendal de dudas sobre su continuidad. Sí, otra vez. Como después de la eliminación en Copa Argentina, el yerno de Carlos Bianchi volvió a poner sobre la mesa su incomodidad.
“No fuimos certeros, la niebla nos complicó y cometimos errores”, dijo primero, en tono analítico, intentando explicar el bajón del segundo tiempo. Pero lo que vino después encendió todas las alarmas.
“Mientras las cosas sean claras, yo sigo. Te puede ir bien o no, pero si las cosas funcionan, se nota. El club me sigue eligiendo y yo sigo dando lo mejor. Pero también hay que tener los pies sobre la tierra”, soltó el DT, con ese estilo calmo pero punzante que lo caracteriza.
Domínguez no renuncia, pero tampoco se aferra al cargo como si nada pasara. Reconoció que el golpe fue duro, pero que el fuego interno aún lo empuja a seguir. Aunque dejó entrever que si algo se rompe adentro del vestuario o en la dirigencia, no lo va a maquillar con frases hechas.
“Estoy con la ilusión como si fuera mi primera semana de trabajo… pero necesitamos ser un equipo más competitivo. Nos lo debemos”, remarcó.
La estadística lo respalda: tres títulos en poco más de dos años (Copa Argentina, Copa de la Liga y Trofeo de Campeones). Pero también lo expone: el Pincha perdió dos finales en lo que va del año y fue eliminado por Aldosivi en la Copa Argentina. Y en el horizonte inmediato, asoma la Libertadores, esa gran deuda de su ciclo.
El lunes visitará a Unión por la primera fecha del Clausura, y el 13 de agosto arranca la serie de octavos de final ante Cerro Porteño. Dos torneos en simultáneo. Mucho por jugar. Pero también, mucho por resolver.
¿Seguirá Domínguez al frente del Pincha?