"Pueden venir mil intendentes, pero el que transformó Cipolletti en ciudad fue Julio Arriaga", la frase le pertenece a un viejo politico de Cipolletti, quien luego enumeró que en esa gestión adquirió el edificio de Hidronor donde funciona el municipio, pavimentó la calle La Esmeralda, construyó la rotonda del centenario para facilitar el acceso por Pacheco y fue el que tomó la decisión política de hacer la terminal de colectivos que inauguró para los cien años. Además, fue el que se identificó de manera pasional con el albinegro y llegó a declarar persona no grata a un director técnico. Tenía 74 años.
Era enfermo hincha de Estudiantes de la Plata y defensor del fútbol de Carlos Salvador Bilardo. Llegaba a emocionarse cuando hablaba de Osvaldo Zubeldía. Pasional y calentón. Así era Arriaga, que se metió en la vida política de Cipolletti de la mano del mentor del Movimiento Patagónico Popular, Julio Rodolfo Salto. Precisamente este médico cardiólogo lo sucedió en la intendencia en 1995. Dentro de su equipo de trabajo también estaba Alberto Weretilneck, quien en su gestión fue responsable de prensa y más adelante secretario de Servicios Públicos.
Fue intendente desde 1995 a 1999 y reelecto con el 75% de los votos. Además de las obras que le cambiaron la cara a Cipolletti, también se lo recuerda como el intendente que declaró persona no grata a Darío Tempesta, el técnico que estuvo en Cipo en 1999, pero que tras siete meses de deuda, le reclamó al club 500 mil dólares. El DT había minimizado a la ciudad y había declarado que no estaba preparada para el ascenso. El Flaco, como lo conocían todos, no dudó en pedir que abandone la localidad.
También durante sus dos gestiones como intendente, sucedieron los hechos más graves de violencia contra las mujeres que se conocen en la ciudad, el Triple Crimen, el de Diana del Frari, el de Ana Zerdán y el de Yanet Opazo y la masacre del Laboratorio, todos casos que quedaron impunes.
En 2003 intentó ser gobernador de Río Negro, fue la tercera fuerza contra el radical Miguel Saiz y el peronista Carlos Soria. Precisamente la enemistad con este último trascendió todos los límites. Es que el Gringo con sus declaraciones verborrágicas había dicho que Alberto Icare (intendente de Bariloche) tenía cara de pavo y que Arriaga "es puto", claro, eran otros tiempos.
Estas declaraciones nunca las perdonó Arriaga. Incluso cuando pasó a integrar la alianza del Frente para la Victoria en 2005 hubo varios encuentros entre allegados porque no aceptaba formar parte del mismo espacio donde esté el dirigente roquense. Ese año fue electo diputado nacional, y en 2007 fue candidato a vicegobernador en la fórmula con Miguel Pichetto, que perdió contra el radical Saiz.
En 2011, ya siendo presidente de Cipolletti, el radicalismo lo buscó como compañero de fórmula de César Barbeito, en el afán de retener la provincia que gobernaban desde el regreso a la democracia en 1983. Nuevamente perdió, esta vez frente a Soria y Weretilneck.
A Arriaga se lo marcó como un político que permanentemente cambiaba de fuerzas políticas. Era amigo de Pablo Verani, pero nunca ocupó cargos ni estuvo en el radicalismo cuando el histórico dirigente roquense manejaba el partido. Aunque se recuerda cuando desdobló las elecciones municipales y le permitió al gobernador ser reelecto en 1999 por muy pocos votos frente a Remo Costanzo.
A su primera elección llegó de la mano del MPP, uno de los partidos que a nivel provincial formaba el Frente para el Cambio junto con el PJ. Luego pasó por el Frente Grande. En 2003 comenzó a integrar el ARI y hasta Elisa Carrió fue invitada especial a la inauguración de la terminal de colectivos, el día del centenario de Cipolletti. Y también formó el partido Encuentro para los Rionegrinos, con el que había participado ese año de la elección provincial.
El kirchnerismo también lo tuvo entre sus filas, así llegó a la banca en el Congreso entre 2005 y 2009 y compartió la fórmula con Pichetto en 2007. Durante esa campaña a gobernador, calificó a Saiz como "inútil, corrupto y mediocre", pero cuatro años después aceptó por pedido del gobernador radical, acompañar a Barbeito en la utopía de vencer a Soria-Weretilneck. Durante una recorrida de campaña de ese año, en el Puente 83, recibió un puntazo en uno de los pómulos.
Además, pasó por el peronismo no kirchnerista y se mostraba cercano al ex gobernador de Buenos Aires Felipe Solá y en 2014 se acercó a Mauricio Macri, incluso amagó con volver a ser candidato a intendente.
Hace años un cáncer lo tenía a maltraer. Sus ausencias de la ciudad se hicieron más prolongadas y pasaba mucho tiempo en España, luego volvía a Cipolletti, pero la magia que había enamorado al electorado se había roto. Muchos lo seguían queriendo y saludaban en las mesas de café, otros lo odiaban y le recriminaban muchas jugadas políticas. En el club tampoco dejó una buena imegen, de hecho fue quien promovió la colocación del césped sintético en la Visera, que recién hace pocos años se pudo sacar para volver a tener pasto natural.
Arriaga, en el último tiempo sufrió un ACV que complicó aún más su estado de salud y el pasado domingo en el Círculo Italiano, durante los festejos de Weretilneck, electo nuevamente gobernador, sobre una de las paredes había un cartel blanco con letras rojas que rezaba "Julio Arriaga Pte". Sólo cinco días después se conoció su muerte, el mismo día que murió otro enfermo hincha de Cipo, David "el Tigre" Ancao, quien en sus épocas de poderoso barrabrava, solía pasearse en un Volkswagen Golf que decía Arriaga. Luego, años después se pelearon y hasta cuentan que hubo piñas de por medio.
Uno de los primeros dirigentes que expresó su condolencias por la muerte de Arriaga, Rodrigo Buteler, quien lo reconoció como un gran intendente. En las redes también lo hizo la gobernadora Arabela Carreras y su ex compañero de fórmula Miguel Pichetto.
Entre todas las manifestaciones, sobresale la de Weretilneck, "Hoy despedimos a un grande. A un distinto de la política, que logró transformaciones históricas, que dejó una huella imborrable en cada lugar donde participó. Uno de los tres mejores intendentes de Cipolletti en su historia, sin dudas, con obras y acciones aún vigentes".
Y en un segundo tuit, junto con varias fotos históricas, escribió: "Gracias Julio querido por las enseñanzas. Por los momentos compartidos, desde lo personal y lo político. Juntos, vivimos momentos de mucha alegría y también de profunda tristeza. Nunca te vamos a olvidar. Un fuerte abrazo a toda la familia".