TESTIMONIO: APUESTAS ON LINE

“Cuando apostaba y perdía, me deprimía y me iba a dormir a las 3 de la tarde”

Un joven neuquino cuenta cómo se inició en las apuestas en línea por diversión hasta convertirse en una adicción.
domingo, 8 de diciembre de 2024 · 20:52

Esa tarde, en un encuentro con amigos para conversar y compartir varias rondas de mate, se convirtió para Tomás en la puerta de acceso a un mundo que desconocía pero que al poco tiempo fue un infierno del que pudo salir varios años después con ayuda psicológica y una fuerte cuota de voluntad propia.

El joven, que actualmente cursa una carrera terciaria en la ciudad de Neuquén, accedió a conversar con Mejor Informado acerca de cómo fue su acercamiento al mundo de las apuestas en línea. “Me junté una tarde con tres amigos, uno de ellos dijo que había apostado plata que Gimnasia le ganaba a Rosario Central y Atlético Tucumán a Estudiantes. Le dije ‘Te hago la contra, puse 1000 pesos que ganaba Estudiantes y Rosario Central y terminé ganando 7000 pesos. Esa fue mi primera apuesta en línea y desde ese entonces arranqué”, explicó sobre su entrada inaugural al delicado y peligroso universo de las apuestas deportivas online que en los últimos años aumentó considerablemente entre los adolescentes y que, según los especialistas, puede derivar en trastornos graves, sobre todo entre los menores de edad, quienes están en una etapa de desarrollo cognitivo y emocional.

Según el informe “Apostar no es un juego”, recientemente difundido, el 75% de los jóvenes encuestados consideró que las apuestas en línea pueden convertirse en una adicción, y el 70% reconoció que esta práctica tiene efectos negativos en la juventud.

Un reciente informe señaló que el 75% de los jóvenes encuestados consideró que las apuestas en línea pueden convertirse en una adicción.

Pero Tomás, según confesó, había tenido un acercamiento previo a las apuestas antes de “jugarse” por esos dos equipos de fútbol. “Antes de los 18 ya había ido con unos amigos al casino y esa fue mi primera llegada a apostar dinero”. Consideró que lo hizo por diversión y sobre todo por curiosidad. “Ahora digo que me hubiese gustado que ese primer día que aposté hubiese perdido porque quizás todo lo que vino después hubiera sido diferente”, subrayó.

“Ahora digo que me hubiese gustado que ese primer día que aposté hubiese perdido porque quizás todo lo que vino después hubiera sido diferente”, sostuvo Tomás.

 

Desde ese momento y durante más de cinco años, apostaba en cualquier lugar y a cualquier hora. Un solo click le bastaba para jugar cualquier monto de dinero: lo hacía desde la casa, desde la facultad, desde cualquier lugar donde se encontrara “porque solo necesitaba el celular y conexión a internet”. “Era levantarme y ver qué partidos había, no importaba si era de la liga de fútbol argentina, europea o asiática, incluso cuando estaba aburrido llegué a apostar en otros deportes, a esa altura la adicción ya me comía”, describió.

“Antes de los 18 ya había ido con unos amigos al casino y esa fue mi primera llegada a apostar dinero”, contó el joven.

El dinero que ganaba en las apuestas lo destinaba para comprarse ropa, zapatillas y cuando eran montos grandes “cambiaba el modelo de celular, salía a comer con amigos y los invitaba a todos, me sentía un ganador con esa plata porque era plata que ganaba fácil pero nunca me salía eso de decir ‘tengo plata’”.

Señaló que cuando la suerte y el azar estaban de su lado llegó a ganar más de 3,5 millones de pesos, con apuestas que llegaba, en alguna ocasión a los 100 mil pesos.

“Era levantarme y ver qué partidos había, no importaba si era de la liga de fútbol argentina, europea o asiática, incluso cuando estaba aburrido llegué a apostar en otros deportes, tenis, básquet, a esa altura la adicción ya me comía la cabeza”, relató Tomás.

Una adicción de alto riesgo

Los especialistas que trabajan las adicciones y los consumos problemáticos señalan que las apuestas activan en el cerebro las mismas áreas que las sustancias psicoactivas, creando una dependencia mental similar. Destacan que históricamente, los jugadores patológicos eran mayoritariamente adultos mayores de 45 años que apostaban en lugares físicos. En la actualidad, la modalidad de juego virtual cambió el perfil del jugador hacia jóvenes de 15 a 35 años, muchos de ellos estudiantes secundarios o universitarios, que pasan largas horas en plataformas online.

Por otra parte, la adicción al juego entre los adolescentes se relaciona con otras conductas de alto riesgo como el tabaquismo, el consumo de alcohol o drogas y también se asocia a niveles altos de ansiedad, depresión y desinhibición.  En el caso de Tomás, según comentó, las relaciones con sus amigos y familiares fueron modificándose por la adicción al juego. “Genera problemas en las relaciones, en lo cotidiano porque si perdía una apuesta me agarraba depresión y me iba a dormir a las 3 y media de la tarde”, describió. También contó que llegó a pedir dinero a sus amigos para apostar. “El problema es cuando perdes y le quedas debiendo ese dinero al amigo que te prestó y ya esa relación no es lo mismo, la plata te cambia, no es sano, con el juego cambia mucho tu entorno”, dijo el joven, quien contó que en su grupo de amigos son varios los que dedican mucho tiempo a las apuestas en línea.

"El dinero que ganaba en las apuestas lo destinaba para comprarme ropa, zapatillas y cuando eran montos grandes cambiaba el modelo de celular, salía a comer con amigos y los invitaba a todos, me sentía un ganador con esa plata", relató Tomás. 

Un reciente informe reveló que el 69 por ciento de los adolescentes juega activamente en línea, y el 17% realiza apuestas digitales con dinero: el 52% de estos casos lo hace sin el consentimiento de sus padres o tutores. Por otra parte, el relevamiento realizado por Santander Argentina refleja que los varones son quienes más apuestan (73%), mientras que el 23% son mujeres. El 26% de los encuestados tiene 17 años, mientras que el 22% tiene 16 y 22% apenas 18.

 

“El problema es cuando perdes y le quedas debiendo ese dinero al amigo que te prestó y ya esa relación no es lo mismo, la plata te cambia, no es sano, con el juego cambia mucho tu entorno”, dijo el joven, quien contó que en su grupo de amigos son varios los que dedican mucho tiempo a las apuestas en línea.

La encuesta incluyó a adolescentes, altamente conectados con redes sociales, juegos en red y apuestas en línea. El 71% de los jóvenes asegura que pasa menos de 30 minutos por día en estos sitios de apuestas. Mientras que el 83% dice apostar menos de $10.000 y solo un 10% supera los $50.000.

 

"Cuando no quería apostar, no sé qué me llevaba por inercia a hacerlo"

Así como Tomás, en la encuesta la mayoría, el 64% entró al mundo de las apuestas online por amigos o conocidos, otro 12% lo hizo a partir de la publicidad en TV, internet y juegos, un 10%, por redes sociales y el 8%, por influencers. En cuanto a las razones, el 38% señaló que los hace para experimentar nuevas sensaciones y emociones fuertes; un 31%, espera obtener beneficios de dinero rápidos, y otro 21%, lo hace para escapar de la rutina.

Lo que en un comienzo parecía divertido y la forma fácil y directa de ganar dinero para Tomás se convirtió en una pesadilla de la cual le costó derrotar. “Hacía un tiempo que quería alejarme de las apuestas, busqué técnicas, maneras personales para hacerlo, pero volvía a caer porque ya era una adicción, no quería apostar y lo hacía por inercia o porque no tenía otra cosa o porque estaba con amigos que apostaban”, explicó.

Era consciente que tenía que buscar ayuda con algún profesional que abordara su adicción al juego. Al principio se dirigió a psicólogos pero “no hacían foco en el problema que tenía sino que me llevaban al terreno de mis relaciones familiares, y no era lo que en ese momento yo necesitaba. Yo quería alguien que me ayudara a salir del juego”.

“Hacía un tiempo que quería alejarme de las apuestas, busqué técnicas, maneras personales para hacerlo, pero volvía a caer porque ya era una adicción”, señaló. 

Una tarde navegando por internet hizo click, no para apostar quien ganaba un partido de fútbol, sino en un sitio creado para el tratamiento específico de la adicción al juego coordinado a través de un grupo de psicólogos y expertos para erradicar la adicción al juego. “Mi experiencia en este programa que se llama ETC Equilibra tu camino ha tenido un muy buen resultado porque es una combinación de la experiencia personal de alguien que vivió en primera persona el sufrimiento de la ludopatía más la experiencia de los profesionales psicólogos. A mí me ayudo bastante”, explicó. Además de la ayuda que recibió, Tomás puso en marcha “un método personal” como define, “yo me propuse objetivos, promesas, una de esas promesas la cumplí, porque me tatué la fecha en que decidí dejar de jugar”.

"Hacía un tiempo que quería alejarme de las apuestas, busqué técnicas, maneras personales para hacerlo, pero volvía a caer porque ya era una adicción, no quería apostar y lo hacía por inercia o porque no tenía otra cosa o porque estaba con amigos que apostaban”, explicó Tomás.

En poco tiempo llegará a cumplir un año sin apostar. Aseguró que no volvería “por nada a apostar”. Lo dice convencido, sabiendo lo difícil que es salir, alejarse de una adicción a pesar que por momentos aparecen imágenes, él dice “flashes”, de situaciones cuando jugaba y ganaba o perdía y le pedía a un amigo algo de dinero para tomarse una revancha. Se sonríe cuando dice que le gustaría transportarse de acá a 10 años y decir: “Hace 10 años que no apuesto”. Eso es lo que lo motiva.

Lamenta que sean muchos los chicos, adolescentes y jóvenes sumergidos en esta adicción. Siente mucha impotencia cuando lee las noticias acerca de la ludopatía que “está arruinando la vida de muchos chicos y sus familias”.

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