COMO EN EL LEJANO OESTE

Lo que viene en Neuquén: lo bueno, lo malo, lo feo

El síndrome de la billetera vacía comienza a asomar, en el contexto del fuerte ajuste impuesto por el gobierno de Javier Milei.
jueves, 15 de febrero de 2024 · 19:28

Si quiere, puede leer esta nota escuchando el inmortal tema de Ennio Morricone, banda de sonido de la película de Sergio Leone. Imaginar a Clint Eastwood, Lee Van Cleef, y Eli Wallach, disparándose entre ellos, con miradas torvas y habilidosos gestos. Es un buen contexto para entender la Argentina de estos días, donde también existe lo bueno, lo malo, y lo feo. ¿Y qué sería, traducido a Neuquén? Veamos:

  • Lo bueno que viene para Neuquén, tiene fecha del martes próximo, y es una reunión de todos los intendentes con el gobernador Rolando Figueroa. Será en Chos Malal, y servirá para muchos propósitos. El más obvio y político, afirmar la neuquinidad y su defensa, en tiempos difíciles, de puja inevitable. El más práctico, acordar rápidamente una armonización tributaria que le abra la puerta a un mejor y controlado desempeño de las finanzas municipales. Porque son tiempos de vacas flacas, y, a la vez, de posibilidades buenas en un futuro cercano. Sólo hay que tratar de atravesar, de la mejor manera, este 2024.
  • Lo malo que viene y ya se está concretando, es el impiadoso recorte de fondos que ejecuta el gobierno de Javier Milei. Neuquén es una de las provincias relativamente más perjudicada, aunque su potencial productivo, en plena marcha, pueda contribuir a disimular la situación. Lo cierto es que los fondos provinciales están en problemas, creados básicamente por el fenomenal ajuste nacional: corte de aportes educativos, corte de fondos para subsidiar el transporte, corte, corte, es la palabra del momento, con o sin música del genial Ennio.
  • Lo feo es lo que se deriva de esta situación: una negociación que inevitablemente será muy complicada con sectores alimentados por el Estado. En primer lugar, los gremios del sector. La negociación salarial está a muy poco tiempo de abrirse, pero con una realidad que no es la más auspiciosa desde los números. Hay mucha voluntad de diálogo, pero poca plata en la billetera. Si en la clásica película sus tres protagonistas buscaban un tesoro finalmente enterrado en una tumba, aquí, en la realidad, no hay tesoro a la vista, al menos, por ahora.

Así, como en un spaguetti western de la década del 60 del siglo pasado, en Neuquén se bailará al son de imaginarios proyectiles retóricos. Muchas palabras se dispararán. Algunas llegarán al blanco. Otras, se perderán para siempre en el vasto horizonte de las insatisfacciones vitalicias.

 

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