"No amenazamos. Solo advertimos lo que va a pasar mañana lunes. Cuiden el culo hijos de...", reza la nota hallada en los baños del CPEM N°9 de El Chocón. La preocupación es total y la amenaza explícita. Como si se tratara de un colegio en la Franja de Gaza rodeado de terroristas. El cartel, encontrado por un docente de la institución encendió las alarmas en la localidad donde hoy nadie quiere ir a la escuela. Allí amenazaron a los docentes y los instaron a parar. De no hacerlo amenazaron con matarlos.
“¿Mañana muere alguien? Suspendan todo porque la suerte ya está echada. Más de 15 calefactores... ¿Cuál es el que pierde?”, lanza el panfleto, que no solo promete una tragedia, sino que juega con la idea de que todo podría volar por los aires. Al mejor estilo intimidatorio, casi de un narco de la cuadrilla de Pablo Escobar, la nota paralizó los corazones de propios y ajenos. "Sabemos todo de ustedes. Cuantos hijos, si tienen mujeres, novias o novios...".
La nota fue encontrada dentro del establecimiento, impresa en papel y redactada en lenguaje vulgar, agresivo y con tintes de terrorismo doméstico. A partir del hallazgo, las autoridades activaron el protocolo de seguridad del Consejo Provincial de Educación (CPE), dieron intervención a la policía y radicaron la denuncia correspondiente. La amenaza generó conmoción no solo en la escuela, sino en toda la localidad.
Una amenaza directa y detallada
El contenido del panfleto va más allá de una simple intimidación. Incluye referencias directas a docentes del establecimiento, sus hijos, parejas, domicilios y hasta los recorridos diarios que hacen para llegar a la escuela. Se mencionan barrios como Plottier, Senillosa, Chocón y Neuquén, y también se alude a paradas de colectivo, autos particulares, motos y zonas escolares utilizados por los docentes para llegar al colegio.
“Sabemos todo de ustedes. ¿Quieren fotos? ¿Cuántos hijos tienen? ¿Dónde viven?”, se lee en uno de los fragmentos del texto.
Pero lo más alarmante no es solo la vigilancia implícita, sino la amenaza explícita de muerte y destrucción:
“¿Mañana muere alguien? Suspendan todo porque la suerte ya está echada. Más de 15 calefactores... ¿Cuál es el que pierde?”, dice el panfleto, dejando entrever un posible sabotaje que podría derivar en una tragedia con múltiples víctimas.
El foco en los calefactores: ¿un intento de atentado?
La mención a los más de 15 calefactores no pasó desapercibida. La amenaza sugiere que uno de ellos podría explotar, en lo que sería un ataque deliberado a través de una instalación de gas. Ante esta posibilidad, personal técnico del establecimiento revisó uno por uno todos los equipos este lunes por la mañana, buscando pérdidas, anomalías o fallas estructurales. “La suerte ya está echada”, insiste el panfleto, dando a entender que el daño ya estaría hecho.
Hasta el momento, las inspecciones no detectaron fugas ni irregularidades. Sin embargo, el riesgo de que se trate de una amenaza concreta y no solo simbólica mantiene a la comunidad en vilo. La escuela permanece abierta, pero con extrema precaución y vigilancia reforzada.
Protocolo activado y denuncia penal
La dirección del CPEM N°9 radicó la denuncia penal en la comisaría local, entregando el panfleto original a las autoridades. La policía trabaja en la investigación para identificar a los autores del mensaje, analizando cámaras de seguridad, huellas y posibles vínculos con situaciones anteriores.
Además, se notificó al Ministerio de Gobierno y Educación y se comunicó formalmente a las familias. El protocolo de seguridad del CPE establece monitoreo permanente, evaluación de riesgos y acompañamiento a la comunidad escolar.
Aunque no hay una firma personal o grupo identificado, el mensaje termina con una frase que desconcierta: “La Quinta, la Cuarta y la Tercera”, un juego de palabras que podría aludir a divisiones internas, niveles escolares o incluso códigos internos conocidos por los propios estudiantes.
El cierre del panfleto es tan contundente como perturbador: “Esto termina cuando nosotros queremos.”
La amenaza dejó una marca. Hoy, los docentes llegan a la escuela con temor, las familias dudan de enviar a sus hijos y las autoridades intentan mantener la calma mientras la policía trabaja a contrarreloj. El mensaje no solo pone en jaque a una institución: puso bajo tensión a toda una localidad.