Un crimen que sacudió a la universidad y a su ciudad natal
Pedro Pablo Mieres tenía 37 años, era secretario de Asuntos Estudiantiles en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata y vivía en esa ciudad bonaerense desde hacía años. Este lunes, fue encontrado asesinado, atado y amordazado, en su departamento de la calle 115, entre 46 y 47.
El caso está siendo investigado por la UFI N° 3 de La Plata, bajo la carátula de homicidio en ocasión de robo. A cargo del expediente está el fiscal Gonzalo Petit Bosnic, en conjunto con la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI). Aunque hay algunas pistas, aún no hay detenidos ni certezas firmes sobre lo que ocurrió.
La noticia golpeó con fuerza no solo en los pasillos de la Universidad, sino también a cientos de kilómetros de distancia, en la ciudad de Cutral Co, de donde Mieres era oriundo. Allí todavía no salen del asombro y la tristeza por lo sucedido.
El drama económico tras la tragedia
Mientras la justicia investiga el crimen, la familia enfrenta otro drama: no tienen recursos suficientes para trasladar el cuerpo. El viaje, los trámites y el servicio fúnebre requieren más de dos millones de pesos, y sin esa ayuda, no podrán despedirlo en su tierra natal.
Sus allegados difundieron un pedido urgente a través de redes sociales y grupos comunitarios. El alias de Mercado Pago habilitado para colaborar es: luna.mieres, correspondiente a Luna Agustina Mieres, hermana de la víctima.
“Todo aporte suma”, señalaron en la campaña. “Se necesita la suma de 2 millones para realizar todos los trámites correspondientes para que su cuerpo sea traído y velado en Cutral Co, su lugar de origen”.
Una vida dedicada a la educación, truncada de forma brutal
Pablo Mieres era muy querido en el ámbito universitario. Desde su rol como secretario estudiantil, se involucraba activamente en temas de inclusión, asistencia y acompañamiento académico. Compañeros y estudiantes destacaron su calidez humana y su compromiso con la comunidad.
Su muerte no solo deja una enorme pérdida afectiva, sino también un vacío institucional. “Estamos destrozados. Pablo era una gran persona, un pilar para muchos”, señalaron desde su entorno en la Facultad de Exactas.
La comunidad universitaria ya comenzó a organizar homenajes y expresiones de repudio al hecho. Mientras tanto, en Cutral Co, una familia busca el último consuelo: poder traerlo a casa y despedirlo como merece.