La causa contra la organización criminal transnacional con fines de trata de personas, conocida como la Secta de Bariloche, continúa con la exhaustiva investigación contra el líder ruso, Konstantin Rudnev, actualmente detenido, y otras 20 personas, sumado al análisis de los dispositivos electrónicos secuestrados.
El caso se inició a mediados de marzo cuando una joven de 22 años rusa dio a luz a un bebé en un hospital de esa ciudad con el “aparente objetivo de anotar al recién nacido como hijo del sindicado jefe de la secta para que pueda adquirir la nacionalidad argentina mientras elude un pedido de captura de la República Montenegrina”.
Cabe recordar, que dos mujeres fueron demoradas en abril pasado en Neuquén, donde se habían alojado en un hostel de la avenida Argentina en la capital provincial. Ambas era de nacionalidad rusa, y esto, sumado a su comportamiento dentro del establecimiento, generó nuevas sospechas de su presunta vinculación a la banda de Rudnev.
A casi tres meses del inicio de la causa, fuentes del caso le confirmaron a la Agencia Noticias Argentinas que Rudnev ingresó al país en avión y en estos momentos es el único de los apuntados que se encuentra detenido en un centro penitenciario de máxima seguridad de la ciudad de Rawson.
Respecto a los otros involucrados, hasta el momento 20 personas (19 mujeres y un hombre), todavía están siendo investigados, pero no fueron procesados debido al nuevo código procesal penal federal.
Rudnev y el resto de los involucrados fueron imputados por el juez Gustavo Zapata, quien comprobó que integraban una organización criminal con fines de trata sexual y reducción a la servidumbre. El magistrado constató que el acusado captó y trasladó a la joven rusa, la cual fue engañada tras aprovecharse de su vulnerabilidad.
Los fiscales también atribuyeron a una de las mujeres el delito de falsedad ideológica en grado de tentativa, ya que intentaron modificar los datos en la partida de nacimiento del menor, que luego iba a utilizarse para confeccionar su DNI argentino.
“Hoy en día no existe el termino de procesados ya que en Bariloche rige desde fin del año pasado el nuevo código procesal penal federal”, explicó la fuente.
De este modo, a la Fiscalía Federal de Bariloche se le otorgó el plazo máximo de un año de investigación al tratarse de una causa compleja. “Tenemos un año, para presentar la acusación. Mientras tanto, se hace tareas de todo tipo para llegar a una hipótesis”, agregó. En este lapso los apuntados tienen la obligación de presentarse ante la Justicia una vez por semana y la prohibición de salir del país.
Además, continúa el análisis de todos los dispositivos electrónicos secuestrados en los diversos allanamientos con la idea de obtener información relevante acerca del manejo de la secta rusa en el país y en el mundo.
“La división de pericias telefónicas de la Policía Federal hizo un trabajo récord en peritajes y ahora la Policía de Seguridad Aeroportuaria de Bariloche está analizando a una velocidad y claridad excelente”, manifestó.
En este marco, puntualizó que este avance se logró gracias a la “voluntad por parte de todas las entidades estatales para escalecer esto” debido a que se trata de “un tipo de delito muy complicado y delicado”.
“Esta investigación tiene también de engorroso saber de ese grupo quienes son víctimas y quiénes victimarios, sumado a que hablan en otro idioma”, sostuvo.
Los antecedentes del líder de la secta
Cuando el caso salió a la luz, se conoció que en agosto de 2013, Rudnev fue condenado a 11 años de prisión en Siberia. Se lo acusó de violar a las integrantes de una secta que fundó, y que pudo cosechar, entre hombres y mujeres, 20.000 seguidores. Se llamó Ashram Shambala y fue creada a fines de los años ‘80 en la ciudad de Novosibirsk. Él les decía a sus fieles que era un Dios extraterrestre, proveniente de la estrella Sirio. Los obligaba a entregarles sus bienes y propiedades. También los explotaba sexualmente.
Según se sabe esa condena la cumplió, y resarció a sus múltiples víctimas económicamente, porque lo instaron a hacerlo por vía judicial.
Ese oscuro pasado volvió a la luz en marzo pasado, tras la denuncia que realizó el personal de salud del hospital Ramón Carrillo de Bariloche por las sospechas que surgieron a partir de que la joven rusa de 22 años dio a luz a un bebé. Las alarmas se encendieron en ese momento entre el personal del hospital por esa joven que aparentaba 16 años, con un embarazo avanzado y escasos controles a lo largo del mismo. Tenía un manejo casi nulo del castellano y siempre llegaba rodeada de personas “pegajosas”, que no la dejaban quedarse a solas con los médicos.