Hay una serie de factores objetivos e irrefutables para asegurar que el fin de la barrera sanitaria que implementó (y suspendió el mismo día) el gobierno nacional, no garantiza que bajará el precio de la carne en la provincia de Neuquén. Los otros rubros también lo acreditan. Por ejemplo: las ventas online suponían la baja en los precios del calzado y de la indumentaria, pero eso jamás ocurrió. Por otro lado, los precios en Chile suponían una baja en los costos de celulares y productos de tecnología en los comercios neuquinos (que incluso son más caros que en otras provincias argentinas), pero eso tampoco ocurrió.
Entonces, requiere de demasiado entusiasmo arriesgar que el ingreso de asado con hueso desde otras latitudes hará que las carnicerías neuquinas ofrezcan ese corte a un precio razonable ¿Los motivos? Son varios, pero alcanzará con un puñado. Los precios no los forman los productores, sino los intermediarios; mientras haya quien pueda pagarlos seguirán subiendo y el más universal de todos: la ambición no tiene límites. Menos en la provincia de Vaca Muerta.
Ahora, frente a esta realidad y con la eliminación de la barrera suspendida por 90 días, el gobierno de la provincia de Neuquén busca alternativas, no sólo para mantener el estatus de libre de aftosa sin vacunación que tiene la ganadería local, sino fundamentalmente para equilibrar los precios. El tiempo no es mucho, pero al menos hay por dónde empezar.
El gobernador Rolando Figueroa ya adelantó sus intenciones de trabajar de manera conjunta con la administración del presidente Javier Milei, para lograr “que toda la Argentina sea libre de aftosa sin vacunación”. No es sencillo, pero es posible. Sólo requiere de esfuerzo y trabajo. De hecho, Brasil lo logró y, tras el reconocimiento que tendrá este año, estará en condiciones de exportar.
Respecto de los precios de mostrador, el gobernador afirmó que “evidentemente tenemos que achicar los márgenes de ganancias de la cadena de intermediarios”. Si se lograra la unificación de todo el territorio nacional como zona libre de aftosa sin vacunación, “bajarían los precios, se protegería al productor neuquino, y se respetaría la sanidad”, señaló.
En la cadena de formación de precios “hay eslabones que se están quedando con una rentabilidad excesiva. Por eso se paga al productor, a lo sumo, 3.800 pesos el kilo de, pero en la góndola cuesta 18 o 19 mil pesos”, explicó el gobernador.
Estas acciones requieren “del trabajo en una mesa federal en que todos podamos acordar para que el productor gane y la carne cueste más barata, porque las economías regionales están sufriendo y nosotros no podemos castigar a las economías regionales”, concluyó el mandatario.
La realidad indica que la carne con hueso ya ingresa a Neuquén desde otras provincias de la Patagonia que tienen el mismo estatus; pero, por ejemplo, en Roca (Río Negro) la carne es mucho más barata en la capital neuquina. En paralelo, la carne con hueso también ingresa en forma clandestina desde vaya a saberse dónde. De eso dan cuenta aquellos casos en los que los controles arrojan resultados y hay decomisos.
Nada de lo que se ha hecho hasta ahora (si es que algo se hizo) ha contribuido a que Neuquén tenga precios razonables, y es por eso que este tema no se resuelve con medidas aisladas, sino con planificación. Y precisamente hacía allí es hacia donde parece encaminarse la cosa. El tiempo dirá.