CIENCIA PATAGÓNICA

Lucas Garibaldi: marca científica

El mensaje del científico rionegrino que llegó a estar entre las 100 personalidades de la Ciencia y la Tecnología de la última década.
sábado, 13 de mayo de 2023 · 20:14

Por Ceci Russo
 

Desde Bariloche

La Ecología y la biodiversidad se han convertido en el eje de trabajo e investigación del barilochense Lucas Garibaldi, director del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural, dependiente del Conicet y la Universidad Nacional de Río Negro. 

Con gran trayectoria y proyección a nivel nacional e internacional, recibió el diploma al mérito de la Fundación Konex, categoría Ciencias Agrarias y de los Alimentos, y fue distinguido entre las 100 personalidades más destacadas de la última década de la Ciencia y Tecnología Argentina (2013-2022).

Garibaldi se destaca por sus investigaciones en torno a tres ejes: la calidad de vida, la seguridad alimentaria y la biodiversidad, y  ha recibido numerosos premios, entre ellos el recientemente anunciado Ranking de Mejores Científicos en el campo de la Ecología y la Evolución, elaborada por Research.com; el Golden Bee Award; el Premio Houssay; el Premio Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; el Premio Fundación Bunge y Born, y varias distinciones del Senado de la Nación y de la Cámara de Diputados de la Nación.

Su vida en las ciencias se complementa con la práctica del ashtanga yoga y el budismo tibetano.

 

 

Cuna de ciencia

Metido en el mundo de la ciencia desde hace más de dos décadas, Garibaldi se enfoca en temas relacionados con el rendimiento de cultivos y, en ocasiones, puede abordar inquietudes relacionadas con la productividad agrícola, la agricultura y el rendimiento. “Soy ingeniero agrónomo y trabajo vinculando biodiversidad, calidad de vida y producción agropecuaria. Trabajo en sistemas alimentarios vinculando biodiversidad con calidad de vida. Y comencé estudiando Agronomía hace más de 20 años, pero en realidad en el secundario ya trabajaba con abejas haciendo apicultura, y luego se vincularon ambas cuestiones”, comentó.

Este científico patagónico pasa gran parte de su tiempo investigando polinización, servicios ecosistémicos, biodiversidad y agroforestería. Sus estudios en polinizadores integran temas en campos como riqueza de especies, miel de abejas y agronomía; mientras que sus avances en los servicios de ecosistemas integran preocupaciones de otras disciplinas, como agroecosistemas, economía de recursos naturales y seguridad alimentaria. Su trabajo trata temas como ecosistema y agroecología, que se cruzan con la biodiversidad.

En este sentido, relató: “Empecé en lo que es agroecología, aplicando principios ecológicos a la producción agropecuaria, primero desde un aspecto más social, trabajando en comunidades locales; y luego, siguiendo con esa perspectiva, en comunidades de Santiago del Estero y Formosa. También me focalicé mucho en la ciencia y en aspectos cuantitativos”.

Para Garibaldi, durante este tiempo su trabajo lo fue llevando a “vincular positivamente la biodiversidad con la producción agropecuaria y crear sinergia entre ambas aspectos”

Y agregó: “Los resultados se fueron aplicando cada vez más en cuanto a la importancia de la sabiduría, de la polinización para la producción de alimentos, la conservación de hábitats naturales y seminaturales en paisajes agropecuarios, en la restauración de la biodiversidad en paisajes agropecuarios, el diseño de paisajes más amigables con el medio ambiente”.

 

 

Ciencia en acción

Su interés para vincularse con diferentes sectores de la sociedad logró que sus investigaciones tengan impacto en el bienestar humano. “Trabajo ad-honorem en plataformas intergubernamentales científico-políticas, con asociaciones de agricultores y apicultores, en representaciones institucionales, en medios de comunicación, contribuyendo con proyectos de ley, dando charlas al público y realizando series audiovisuales, entre otros. A través de estas actividades discutimos los cambios que podemos realizar para mejorar nuestra alimentación y bienestar basados en aumentar la biodiversidad, conservar y restaurar hábitats nativos y disminuir los insumos externos en paisajes productivos”.

Es así que, junto con otros científicos, referentes de las ciencias sociales, geógrafos, matemáticos, forestales, agrónomos, biólogos, y más equipo de trabajo, logró -por ejemplo- poner en agenda en la región “la importancia de la protección de los polinizadores para mejorar la cantidad y la calidad de los alimentos”.  

Según explicó, en la Patagonia “hay muchos cultivos que dependen de polinizadores” y a través de las investigaciones “estamos como rediseñando los campos que vienen de no tener hábitat natural y tener grandes parcelas de monocultivos, en las que a lo largo de este proceso vamos generando corredores biológicos, achicando las parcelas de cultivo, retocando con otras formas que sean más armónicas con el paisaje y sigan la heterogeneidad del lugar”.

“Todo esto –continúa– se hace de manera económica y viable”.

 

 

Crear con-ciencia

Garibaldi es crítico a la hora de señalar las acciones que se están haciendo (o no) en cuanto a la preservación del ambiente.“Cada vez hay más interés en tratar de solucionar y encontrar otras formas de relacionarnos con nuestro mundo, pero realmente no es suficiente lo que se está haciendo. El balance es claramente negativo. Si bien cada vez hay más ejemplos positivos de producciones agropecuarias o de ciudades más sustentables, la tasa de destrucción es cada vez mayor y claramente supera mucho todas las acciones positivas que se están realizando. Entonces hay que hacer más y más rápido; hay que generar un cambio transformador”, expresó.

Es así que argumenta: “El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son los dos grandes problemas ambientales, hoy en día, del planeta, y están totalmente vinculado: la pérdida de biodiversidad y las causas que la generan también derivan en el cambio climático lo que a su vez se retroalimenta y produce más pérdida de especies”.

Por eso, a través de su trabajo, diversos equipos, empresas y grupos de agricultura familiar, se ha logrado aumentar “la diversidad de vida en los campos, pero también de plantas silvestres, de polinizadores, y también año a año utilizamos menos insumos externos, es decir, cada vez utilizamos menos agroquímicos, fertilizantes químicos, insecticidas químicos. Y en ese proceso de rediseñar la forma de los campos donde se hacen los cultivos, se van generando como paisajes que llamamos multifuncionales, en donde no sólo se produce comodidad en corto plazo, que es donde se enfatiza en la mayor parte de los campos a gran escala de monocultivo, sino que se producen alimentos de calidad y también se purifica el aire y el agua, en vez de, por ejemplo, contaminarla”.

 

El legado

Para Garibaldi, estar entre los 100 científicos argentinos más destacados de la última década, genera un renovado compromiso hacia el futuro: “A través de nuestra conexión con el medio ambiente y con la producción de alimentos podemos ser seres más felices y convivir de manera más armoniosa con nuestro entorno, sin destruir el lugar donde vivimos y generar sufrimiento”

Y lo que busca es, entonces, “generar formas -nosotros las llamamos tecnologías- de poder fomentar la diversidad de vida y crear sinergias, y beneficiarnos mutuamente”.

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