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La prima que desafía al portero: desde Viedma, una mujer clave entra en la guerra por la herencia de Beatriz Sarlo

Estudió Arquitectura como el exmarido de Sarlo y fue nombrada por la escritora en sus memorias. Hoy, desde Río Negro, reclama el legado y pone en crisis el testamento del portero.

Sabado, 12 de julio de 2025 a las 11:00
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Beatriz Sarlo le escribió una carta a su prima Susana en el último libro, reconoció que hacía medio siglo que no la veía

La batalla por la herencia de Beatriz Sarlo sumó a una nueva protagonista, y no es una más. Se trata de una mujer que no solo comparte la sangre con la escritora, sino también parte de su historia íntima, afectiva y cultural. A diferencia del portero del edificio que asegura haber recibido sus bienes y su gata, esta mujer figura con nombre propio en los libros de la intelectual y acaba de presentarse en la Justicia con el objetivo de que se reconozca su derecho como heredera pese a no estar en la línea sucesoria.

Desde su casa en Viedma, esta mujer de 87 años decidió romper el silencio y activar su reclamo legal. La movida no es menor: su aparición podría bloquear el camino del Estado porteño para quedarse con la herencia vacante que incluye el departamento de Hidalog 140 en Caballito. Pero también pone en jaque la versión del encargado, que presentó un supuesto testamento ológrafo en el que Sarlo le dejaba el departamento y todo lo que había dentro.

Su nombre es Ernestina Susana del Río, hija de Jorge del Río, uno de los tíos maternos más queridos de Sarlo y figura clave en su libro de memorias No entender. Allí, la autora lo describe como "el peronista de la familia", un exmilitante de FORJA y nacionalista de ideología democrática. Ese árbol genealógico que parecía perdido en los recuerdos, ahora vuelve al centro de la escena judicial.

Pero hay más: en Tableros, postales y música, el libro que Sarlo dejó listo antes de morir, aparece una mención que vale oro. Le dedica una carta a "Susana", su prima, a quien describe como una de sus "maestras" y la responsable de haber despertado en ella la pasión por la arquitectura. En ese texto íntimo, Sarlo recuerda tardes enteras mirando cómo su prima trabajaba en el altillo de la casa familiar, diseñando maquetas y usando compases, mientras le hablaba de Le Corbusier y la Facultad de Arquitectura de La Plata.

Querida Susana, la última vez que nos vimos fue a mediados de los años setenta, en una circunstancia triste. Pero no creas que aquella es la única imagen que conservo

"Te recuerdo como la prima que suscitó mi fascinación por la arquitectura", escribió Sarlo. "Vos trabajabas en el altillo y yo me paraba al lado de tu tablero para mirar cómo dibujabas... Nunca disminuyó mi interés por la arquitectura hasta hoy. Por eso, te lo atribuyo y te lo agradezco", escribió y unos párrafos antes brinda detalles de la última vez que se vieron hace medio siglo: "Querida Susana, la última vez que nos vimos fue a mediados de los años setenta, en una circunstancia triste. Pero no creas que aquella es la única imagen que conservo".

Más adelante, reconoció: "Hoy me parece justo agradecértelo. Vos trabajabas en el altillo y yo me paraba al lado de tu tablero, colocado a la izquierda de la ventana desde la que se veía el jardín de adelante, para mirar cómo dibujabas, cómo deslizabas la regla T y usabas los compases, o cómo armabas las maquetas para las ‘entregas’. Me contabas cosas de la facultad y, si había cerca algún libro con el cual estabas preparando un examen de historia, yo lo hojeaba. Escuché el nombre Le Corbusier por primera vez en mi vida en aquel altillo".

"Después de esa iniciación (vos tendrías 20 años y yo, 13 o 14), nunca disminuyó mi interés por la arquitectura hasta hoy. Por eso, te lo atribuyo y te lo agradezco, porque se despertó en ese altillo de la calle Tronador. A las 5, tu madre, mi querida tía Rosita, nos llamaba desde la cocina para tomar el té", recordó la ensayista en el último libro que dejó listo.

Hoy, esa misma prima, que estudió en Buenos Aires, luego emigró a San Luis y posteriormente a Viedma, decidió intervenir en la causa sucesoria con la representación de una abogada porteña, Sonia de Elizalde. Ya está incorporada al expediente 2537/2025 del Juzgado Civil 24. Su irrupción es un terremoto judicial que pone en duda la validez del testamento que presentó Melanio Alberto Meza López, el portero que -según denuncian los allegados a Sarlo- podría incluso haber entrado ilegalmente al departamento días atrás

La Justicia, en silencio y con el expediente blindado por orden de la jueza Cecilia Kandus, ahora deberá evaluar si ese lazo familiar y emocional pesa más que el testamento cuestionado. El vínculo con Sarlo está documentado por la propia escritora. Lo que falta saber es si alcanza para desplazar a los otros reclamantes y quedarse con la herencia aunqueno es heredera forzosa, sino colateral (en cuarto grado), pero en caso de no reconocer  a Sato,  al no haber otros familiares de grado más próximo, podría ser declarada heredera conforme lo normado por el artículo 2434 del Código Civil y Comercial de la Nación..

Desde la Patagonia, Ernestina Susana del Río no solo sacudió la sucesión. También rescató, sin saberlo, una de las memorias más tiernas de Beatriz Sarlo: aquella adolescente que miraba fascinada a su prima mayor y, sin darse cuenta, empezaba a formar el carácter que la convertiría en una de las intelectuales más influyentes del país.

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