Por Ceci Russo
Desde Bariloche
Sin saberlo, nuestro jardín, la plaza de nuestro barrio, la barda, la ladera de la montaña o el rinconcito verde más cercano que tengamos, se puede convertir en un aliado natural para ganar salud. Y la primavera es el tiempo para proveernos de brotes, plantas y flores.
La doctora y “médica yuyera”, Sara Itkin (MPRN 3474), insiste en que las plantas “son maravillosas”, y que la vegetación y flora de la Patagonia tienen todo para sanar.
Y recalca que esta estación es el “tiempo de renovación, de expansión, de salir del letargo invernal. Época propicia para la eliminación de toxinas y revitalización general con la ayuda de las plantas que crecen a nuestro alrededor que nos aportan clorofila, minerales, vitaminas y otras biosustancias que nos depuran, fortifican y revitalizan”.
Abundancia
Sara explica que en primavera, y en nuestra región, se encuentra gran cantidad de plantas y flores para ganar salud, y combatir ciertas afecciones propias de esta época.
Entre las primeras plantas, nombra a la “quilloy quilloy o capiquí (Stellaria media) una especie de origen europeo, pequeña, rastrera, con una diminuta flor blanca con forma de estrella que gusta de las zonas sombrías y húmedas”.
“Es un depurador de la sangre y maravilloso remineralizante, aporta magnesio, sílice, fósforo, hierro y vitaminas C y B. Por su contenido en saponinas, ayuda a eliminar las mucosidades de los bronquios y a proteger la pared del estómago en caso de gastritis”, agrega; y aconseja “consumirla cruda en ensaladas. También puede beberse su infusión y transformarla en jarabe”.
Por otro lado, la ortiga menor ( Urtica urens) y ortiga mayor (Urtica dioica) comparten propiedades: “Sus tallos y hojas resultan magníficos limpiadores de la sangre, aliviando artritis, gota y alergias. A su vez por su alto contenido en sales minerales y clorofila, se destaca por su acción reconstituyente y tonificante de nuestro organismo”, afirma Sara.
Su nombre latino hace referencia a su poder urente, quemante. Estas ortigas “viven por todo el planeta. La menor es anual y presenta flores masculinas y femeninas en la misma planta y su altura no supera los 60 cm; y la mayor es perenne y se llama dioica por existir plantas de distinto sexo, y su altura puede llegar a 1,50 mts”, relata.
La médica recomienda comerlas “cruditas, escaldarlas o hervirlas como si fuese acelga; también beber la infusión de sus hojas. Pero la mejor forma de aprovechar sus virtudes es extrayendo su jugo con juguera centrífuga, basta una o dos cucharadas, mezcladas con jugo de zanahorias y diluidas en un poco de agua”.
Y por si fuese poco, “su raíz protege la próstata de los hombres del crecimiento excesivo (hipertrofia) e incluso del cáncer que puede generarse allí”, añade.
Época de limpieza
La primavera es la época del año donde solemos empezar rutinas de desintoxicación y limpieza del cuerpo. Es así que Sara nos aconseja consumir “limpiaplata o cola de caballo ( Equisetum bogotense), una verdadera reliquia botánica que habita el planeta desde hace más de 400 millones de años”.
“Desintoxica y a la vez aporta gran cantidad de minerales, destacándose el sílice, que ayuda a fortificar piel, pelo, uñas y huesos. Aconsejo a beber la infusión de la parte aérea”, describe.
Infaltable, diente de león (Taraxacum officinale) “la reina de la primavera”: “es un excelente eliminador de toxinas de todo el organismo y maravilloso limpiador hepático. Mejora la calidad de la bilis y el funcionamiento de la vesícula biliar, disuelve cálculos que se producen en ella, baja colesterol, limpia piel, equilibra hormonas”, señala.
Y también “mejora la digestión, alivia constipación, limpia riñones, excelente diurético ahorrador de potasio. Aporta nutrientes en abundancia”.
Por último, el “botiquín” se completa con alfalfa ( Medicago sativa), “una gran reconstituyente general, remineralizante”, dice Sara. Se puede consumir en infusión, como ensalada cruda o cocida al vapor. Y también se comen sus brotes.