En los años ’70, en plena época de una Argentina compleja, Lidia Noemí Urrutibehety, se convierte en primera Jueza de Paz de Chos Malal, compromiso asumido al que le dedicó gran parte de su vida.
"Era muy difícil que la mujer ocupara un cargo en esa época, menos aún que tuviera poder. Viví situaciones complejas, pero siempre me mantuve firme en mis convicciones", expresó emocionada "Mimi", como se la conoce, en diálogo con Celina Barchiesi, corresponsal de Prima Multimedios en Chos Malal.
“Antes de ser jueza de paz trabajaba como ordenanza. Me pagaba el municipio como si fuera un programa como los de la actualidad. El juzgado no tenía recursos para contratar personal. Simultáneamente me seguía preparando en dactilografía y cursaba los últimos años del Magisterio. Luego de recibirme me presentó en un concurso para auxiliar administrativo”, explicó.
Renuncia al cargo de jueza para dedicarse a la política, lo cual duró muy poco. Ella apostaba a las economías independientes, a fortalecer las asociaciones de fomento que evidenciaban en ese momento grandes avances sociales y económicos.
Apasionada por saber y conocer, se denomina curiosa y sin miedo. "Me pienso en el valor de la historia, de dónde venimos, la pasión por conocer quiénes somos", dice la mujer que propició la creación del Archivo Municipal de Chos Malal, que en la actualidad funciona en la histórica Casa Dewey.
“Siempre me embargó la curiosidad. En un momento con buen tino la jueza González Taboada me pidió que propicie la creación de un archivo que es muy importante para saber de dónde venimos. Uno le pone mucha pasión a este lugar y es un orgullo saber que está todo bien resguardado en esta Casa Dewey, eso me colma de satisfacción. Todo esto que hay acá es patrimonio de 'Juan Pueblo', y es fundamental contarles a los chicos cómo nace nuestro pueblo”, explicó.
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