LA POLÍTICA EN NEUQUÉN
Cómo ve el MPN el tablero político, en un momento crucial
Los movimientos que elucubran los estrategas. La búsqueda de la tercera opción para preparar el contexto del 2023.Es marzo de 2021, la pandemia reina todavía en el planeta, la precariedad económica argentina es espeluznante, y la “rosca” está más presente en el palacio que la política entre las multitudes, reemplazadas ahora, al menos en su visibilidad, por ese engaño llamado redes sociales. Falta mucho para 2023, y hay un abismo de incertidumbre entre la fecha presente y aquella del futuro que promete recambio eleccionario. Sin embargo, ese es el objetivo principal de quienes hoy se mueven con posibilidades de acceder al relativo poder de manejar el Estado. Las encuestas ya proliferan, y, quien más, quien menos, todos los que han elegido la disciplina de la construcción que otrora respondiera a las ideologías, buscan mover la pieza justa en el tablero de un ajedrez que tambalea entre la virtualidad y la realidad física.
En Neuquén, la usina principal es el MPN. En segundo lugar, la agitación y la fiebre constructora pasa por el peronismo. Relegado a un tercer lugar, lo que queda de Juntos por el Cambio se reorganiza y apuesta a capitalizar la gran bandera de la oposición. Este año, estos tres sectores, más un cuarto, que construye a medio camino de todos (distinción de singularidad) el ex gobernador Jorge Sobisch, con el sello de la Democracia Cristiana, experimentarán sus fuerzas y medirán sus posibilidades. Siempre apuntando al 2023. Siempre imaginando que la pandemia quedará atrás, que la economía comenzará a repuntar, y, sobre todo, que habrá Vaca Muerta para alimentar generosamente la política.
El distrito de los yacimientos y el poder de la energía depende, fundamentalmente, de lo que ocurra en el MPN. No solo porque gobierna desde 1963, sino porque tiene cautivo el mayor padrón de afiliados, y una adhesión, entre clientes y adherentes legítimos, mayoritaria. Por ende, hay que comenzar por el MPN cuando se empieza a hablar de elecciones y comportamientos de la sociedad al respecto.
Todo lo que se hace en el MPN tiene como propósito determinar quién será el mejor candidato, el más competitivo, para que el actual partido del gobierno enfrente ese año pleno de expectativas, ese 2023 que se avizora como determinante. En principio, para eso se trabaja desde ahora. Por eso se hizo una encuesta, una más de tantas, pero especial. Esa muestra es clave porque indica que hay precandidatos que se mancan antes de empezar la carrera: no miden bien. Y que hay otros, que el oficialismo actual no quisiera verlos cerca, que miden mejor. Esto no es lo más importante. Lo sabe el presidente del partido, Omar Gutiérrez; y lo sabe el líder sin cargo partidario, Jorge Sapag. Lo más importante es que no aparece nadie, en el horizonte, que pueda representar con chance la tercera opción. La tercera opción debe superar los 10 puntos, al menos, para que el MPN se asegure -relativamente, claro- continuidad. Hace mucho ya que el partido del gobierno juega a romper cualquier polarización que lo amenace.
Este rasgo estadístico de la política neuquina 2021 le agrega temperatura a la mente de los estrategas. Miran alrededor, y no encuentran políticos por fuera del MPN o del peronismo - se supone que serán los dos partidos que competirán, cada uno con su frente, su coalición- que superen esos 10 puntos. Esta es la gran novedad del escenario neuquino: no ha surgido todavía alguien que mida lo que, por ejemplo, medía Horacio Quiroga. Es decir, alguien no peronista, que pueda jugar en representación de lo que sea que produzca como opción lo que todavía es, al menos en los papeles, Juntos por el Cambio. No mide por sí mismo lo suficiente David Schlereth, ni Marcelo Bermúdez, ni Francisco Sánchez, ni Guillermo Monzani. Mide, sí, Jorge Sobisch. Pero no lo cuentan en esto, porque Sobisch le sacaría más votos al MPN que al peronismo. Sería un candidato muy sui géneris, muy “del palo”.
Así, la preocupación estratégica del MPN pasa, en buena medida, por trabajar en el diseño del mapa político por fuera del partido. Lo ha hecho antes, y lo necesita hacer ahora, ya, para llegar bien a ese 2023 emblemático. Al mismo tiempo, por supuesto, irá desechando candidatos que asomaron para medir y ya están un tanto desahuciados; y buscará explorar a otros, más allá de lo que se ha previsto públicamente hasta ahora.
Los nombres en danza tienen en cuenta principalmente a quienes ocupan cargos importantes. Marcos Koopmann, por ejemplo. El vicegobernador está en la franja de mediciones discretas, todavía. Tiene, además, una singularidad: si fuera candidato a gobernador, lo sería para un solo período, ya que cumple el actual como presidente de uno de los poderes del Estado, parte de una fórmula que para la interpretación constitucional es indivisible. Mariano Gaido también es tomado en cuenta por los ajedrecistas. Tiene, también, un dilema singular; pues es el mejor candidato a seguir gobernando la ciudad que podría ostentar el MPN. Aspirar a la gobernación no es, por supuesto, menos importante; aunque, paradójicamente, no sería tal vez el mejor “negocio” político para el actual Intendente.
Rolando Figueroa, desde el llano, también es considerado por los analistas. No es un candidato posible para la actual conducción partidaria. Más bien, se sugiere que sería “vetado” desde allí. Figueroa, sin embargo, figura y no será eliminado en el plano de las posibilidades por quienes especulan acerca de la mejor construcción posible. Sobre todo, para quienes están convencidos de que el MPN deberá integrar una coalición para el 2023. Desde el punto de vista político, esa estrategia se probó, a medias, con el Municipio capitalino. Hasta ahora, funciona.
Así las cosas, este año funcionará como un experimento, que servirá, esencialmente, para comenzar a construir el mapa posible para dentro de dos años. El peronismo ya trabaja, con elucubraciones y acciones de Oscar Parrilli, Darío Martínez, Marcelo Zúñiga, y, siempre cerca, la familia Rioseco. Jorge Sobisch ya trabaja, con su propio método de juntar tirios y troyanos. Juntos por el Cambio se regodea en la oposición más dura, y empieza a definir desde los componentes: la UCR, por ejemplo, pasa su primera prueba en estas horas. El MPN, distinto a todos, prepara su financiamiento, y dispone jugadas ayudado por la ciencia estadística. Mientras tanto, tiene elegido ya quien será el “candidato de la unidad” para este año: Claudio Domínguez.