NEUQUÉN

La depresión del PJ abre un nuevo escenario

El gobierno de Alberto y cuestiones locales le restan horizonte al FdT en la provincia. Hay socios que ya comenzaron a cortarse.
domingo, 24 de julio de 2022 · 10:24

Desde los tiempos no tan distantes en que se encolumnó detrás de dos candidaturas radicales -la de Horacio “Pechi” Quiroga, primero y la de Martín Farizano, después- no se registraba semejante letargo, parsimonia o depresión del PJ neuquino en los meses previos a las elecciones provinciales, que por cierto ya se avizoran en el horizonte cercano.

Buena parte de la explicación podría encontrarse en los problemas de la administración nacional y sus penosas consecuencias en la inflación, las disparadas del dólar, el descalabro en los precios y la pérdida constante del poder adquisitivo que tanto lastima a los bolsillos de ingresos medios y bajos de la población argentina en su conjunto, de norte a sur y de este a oeste. Todo eso conlleva una inevitable pérdida de credibilidad y confianza que probablemente se termine pagando en las urnas.

En medio de esas complejidades, el PJ neuquino afronta un problema no menor y es el que puso en el centro de la escena a su conductor y precandidato a gobernador, Darío Martínez, en su rol de secretario de Energía de la Nación.

Hace apenas unos pocos años, Martínez supo disfrutar lo que se dice días de gloria. Fue cuando, en buena ley, se ganó un lugar en las consideraciones de los máximos referentes del Frente de Todos (FdT), a partir de sus denuncias a Macri, cuando este era presidente. Cuestionarlo no era para cualquiera, en especial porque había carpetas y la osadía podía deparar consecuencias. Así y todo, desde su banca de diputado nacional, el neuquino sacó a la luz el asunto de los Panamá Papers (nombre con el que se llamó a una investigación sobre lavado de dinero) y el oficialismo de entonces no tuvo con qué retrucarle.

Ahora su situación ha cambiado. Y ha cambiado para mal. A tal punto que quedó señalado como uno de los grandes responsables del portazo que pegó el ex ministro de Economía Martín Guzmán con la consecuente profundización de la crisis, que ya no aprieta sino que directamente asfixia. Desde aquel agitado sábado 2 de julio, vivir en la Argentina se tornó más caro y estresante. Guzmán se fue con críticas a Martínez y este quedó señalado como una de las piezas claves en un presunto engranaje pergeñado por Cristina Fernández de Kirchner (CFK) para desestabilizar al ministro y provocar dicha dimisión.

Esto llevó a Martínez a refugiarse en un necesario y estratégico silencio, a la espera del momento para volver a asomar la cabeza. Pero las consecuencias de aquel sacudón político profundizaron la volatilidad de la economía y, lejos de aclarar, el panorama oscureció, con el agravante (para la expresión local del FdT) que las provinciales ya están demasiado cerca. Se vota en marzo, dicen. De ser así, restan apenas 9 meses.

Estas circunstancias abrieron un escenario previo muy distinto a los que se vivieron rumbo a los comicios de 2015 y de 2019, a los que el PJ y sus aliados llegaron con extensas campañas de instalación de candidatos y resultaron segundos, en ambas oportunidades con Ramón Rioseco a la cabeza (impulsado por Oscar Parrilli y bendecido por FCK). En aquellos años, el FdT también ganó las respectivas presidenciales (desdobladas) en la provincia, con Daniel Scioli, primero y con Alberto Fernández, después.

También en aquellos años, tanto en los comicios provinciales como en los nacionales, Juntos por el Cambio (JxC) en realidad esta alianza de partidos aunque con distintos nombres, se ubicó inmediatamente detrás del FdT. Entonces la pregunta es si, esta vez, será JxC la fuerza que le dispute la conducción de la provincia al MPN, eterno ganador desde que se fundó hace 61 años.

Con Martínez cauteloso, quien quizá se muestra más activo es su ladero, el concejal Marcelo Zúñiga, referente del Movimiento Evita que aspira a convertirse en candidato a intendente de la ciudad de Neuquén; mientras que en el sector antagónico, el senador Parrilli y su hija, la diputada provincial Lorena Parrilli, también han quedado en off side, aunque por una cuestión más mundana.

Fue precisamente cuando, en medio del cimbronazo por la renuncia de Guzmán, organizaron una charla sobre energía. Está muy claro que no hubo casualidad en la elección del tema a debatir. Tampoco en la elección de los invitados. De hecho, uno de ellos fue el ex ministro K, Julio De Vido quien en la previa calificó de “inmundo” al equipo que organizó Martínez para analizar las concesiones de las represas hidroeléctricas, cuyos vencimientos comienzan a operar justo en el año de elecciones. Hubo cruces y la charla se suspendió sin mayores explicaciones.

Mientras el PJ, la nave insignia, navega por aguas agitadas, hay otras fuerzas integrantes del FdT neuquino que entraron en una especie de aparente replanteo o cosa por el estilo. Una de ellas es el Frente y la Participación Neuquina, cuyo referente, Rioseco, se cortó solo en la construcción de un frente que exceda los límites del espacio PJ-K. Solo en términos muy relativos, porque la diputada provincial y referente del Frente Grande, Soledad Martínez, expresó sintonía con él. Esto significa que en dicho replanteo hay, al menos dos legisladoras; la otra es una de las hermanas de Rioseco, Teresa. Y no es todo, ya que el diputado por la Unión de los Neuquinos, Mariano Mansilla, transita hacia una comunión con el MPN provincial, tal como la que profesa con la versión municipal que conduce el intendente Mariano Gaido.

Hoy el FdT se encuentra en un lodazal, del cual debe apurarse a salir. Pero el momento es complejo, ya que su suerte está atada a la de Alberto Fernández, al menos en gran parte. Muy lejos en el tiempo parecen haber quedado las declaraciones que dirigentes del PJ realizaron sobre Rolando Figueroa hace apenas unos meses. “Sería bienvenido”, dijo el diputado provincial Sergio Fernández Novoa, en marzo último. Más acá en el tiempo, para ser precisos en junio, el intendente de Centenario, Javier Bertoldi, señaló que esperarían a Figueroa. Pero, como están las cosas, es en extremo improbable que el diputado nacional salga de su pelea interna por la candidatura a gobernador en la boleta del MPN. En la política no hay imposibles, pero hoy esa hipótesis es rayana con lo imposible. Además el propio Figueroa ha dicho que peleará desde adentro.

Por lo pronto, la depresión peronista es observada con atención desde el MPN Azul, que si bien tiene dos internas por resolver -la primera por cargos partidarios y la segunda por cargos electivos- sabe muy bien cómo capitalizar los desencantos ajenos, tanto desde el discurso como desde la estrategia electoral. Sería demasiado ingenuo creer que los armadores del partido provincial no observan un terreno fértil en ello.

Si hay migración de votos del FdT está claro que no será hacia la derecha que encarna JxC, sino hacia el abanico de posibilidades incluido, claro, el MPN. Muy probablemente JxC tendrá definiciones en septiembre donde la candidatura a gobernador se dirimirá entre tres o cuatro dirigentes. Se anotaron el ex diputado provincial Jorge Taylor (PRO) y los diputados nacionales Francisco Sánchez (PRO) y Pablo Cervi (UCR); también se habla de la posibilidad de que compita el ex presidente del Concejo Deliberante de la ciudad capital, David Schlereth (PRO).

Este es el panorama a esta altura del año que ya entró de lleno en su segundo semestre ¿Puede cambiar? Quién sabe; pero en el caso del PJ dependerá en gran medida de la economía y de su impacto en el bolsillo que, tal como alguna vez lo dijo el propio general Perón, es la víscera más sensible.

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