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Viernes 25 de Abril, Neuquén, Argentina
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La previsible economía de Figueroa, y el riesgo que no cesa

El gobierno comienza una anticipada ronda de negociación con los gremios estatales. Intenciones y posibilidades de una coyuntura exigente.
Domingo, 13 de octubre de 2024 a las 10:50

Esta semana comenzarán las reuniones del gobierno de Rolando Figueroa con los gremios estatales. El objetivo es simple: concretar las paritarias salariales para el año próximo, antes de que termine este año. Con parámetros de inflación estable y reducida, no parece una utopía, sobre todo porque los sindicatos están cómodos con la automaticidad de ajustes salariales por el índice mensual de precios. Eso, se supone, es lo que pedirán; y el gobierno, eventualmente, concederá en aras de la previsibilidad de lo que es (todavía) el gasto más importante del Estado: la masa salarial.

El comienzo de la negociación ahora, a mediados de octubre, se hace en paralelo con la elaboración, ya en los tramos finales, del presupuesto 2025, que será varias veces billonario. La situación económica estatal neuquina es buena, siempre con la relatividad que implica que la bonanza está impulsada por los recursos petroleros y gasíferos que se traducen en regalías crecientes. Se supone que este recurso no debería ser aplicado a salarios; por lo que el cálculo de la masa salarial debería ser cubierto satisfactoriamente por los "recursos propios", es decir, lo que el Estado recauda en impuestos y en coparticipación federal.

La intención de la gestión Figueroa es más o menos obvia. Quiere enfatizar la previsibilidad, el rumbo, con una brújula anclada en el norte del progreso. Tener las paritarias concretadas antes de que comience el año nuevo despeja, sin dudas, buena parte del horizonte de lo posible. Al mismo tiempo, se dará un inexorable ajuste y reacomodamiento en la estructura política del gobierno, por dos razones básicas: se pondrá en marcha el nuevo ministerio de Planificación; y se explorará la posibilidad de que algún o algunos/as miembros del Gabinete apliquen a la competencia electoral legislativa, en la que Figueroa apostará fuerte pues pretende tener representantes neuquinos leales en el Congreso Nacional.

La bonanza estatal siempre es relativa, y se supone que el gobierno ha tomado nota de las experiencias históricas de Neuquén en este aspecto. El desafío de sostener cuentas equilibradas y sembrar para el progreso es especialmente exigente en esta coyuntura, con el gobierno nacional de Javier Milei sosteniendo muy cortas las riendas del gasto, y dispuesto a barrer con lo establecido por la inercia cultural argentina. 

Esto supone, necesariamente, que las provincias hagan lo suyo sin entrar en la tentación de la rebeldía porque sí nomás, o porque se busque diferenciación con fines electorales presentes o futuros. Dentro de la previsibilidad que augura el propio Figueroa, anteponiendo un "primera vez" significativo, se supone que está también el orden logrado en la administración -que deberá continuarse- y el firme control de la dirección del gasto, para descartar todo lo superfluo e incorporar solamente lo importante. 

Uno de los desafíos, en este sentido, es la situación económica de los Municipios. Se cuentan con los dedos de una sola mano los que pueden mostrar un orden más o menos equilibrado. Mucha plata de todos los neuquinos suele filtrarse por el colador del auxilio a intendentes desesperados que no pueden pagar el sueldo de sus propios empleados. Así, la obligación de sostener la provincia en orden suele recaer con pesadez sobre el gobernador, incluyendo los autónomos municipios. Esta vez, hay mayores riesgos, pues el Estado nacional se retira de las provincias con el simple argumento de enarbolar un federalismo de impiadoso ajuste. Los intendentes, en concreto, se enfrentarán al dilema de aumentar la recaudación y achicar el gasto... en un contexto en el que aumentar o crear nuevas tasas es generar un espacio de extrema peligrosidad. No solo porque el gobierno nacional combatirá esa práctica recaudatoria in extremis, sino porque la ciudadanía no la aceptará fácilmente, como ya puede verse.

Así, la realidad es que todos los logros que podrán mostrarse serán puestos bajo la lupa de una ciudadanía más despierta que nunca. El gobierno podrá planificar sobre una inédita previsibilidad; lo que no podrá hacer es trasladar esa previsibilidad al comportamiento ciudadano. Allí no hay previsibilidad posible, allí se rinde examen a cada minuto, y está muy bien que así sea, aquí, en Argentina, o en cualquier lugar del mundo que habitamos.

 

 

 

 

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