EDITORIAL NEUQUINA

El placer y el peligro de la satisfacción inmediata en Neuquén

La época pre-electoral acuna cierta intensidad propicia a la desmesura, mientras se construye el camino que transitará la política.
sábado, 2 de noviembre de 2024 · 18:33

En el contexto de un Estado que obtiene casi la mitad de sus recursos de las regalías por producción de hidrocarburos, en Neuquén es importante reafirmar que rige aquello de que hay que hacer lo que hay que hacer muy rápido, pues el origen del recurso es finito, como ya se ha comprobado en la historia provincial; y, en este caso, tiene incluso un cálculo que se manifiesta todo el tiempo en función de lo que se prevé hará el mundo con la producción de energía: no más de 25-30 años, independientemente de si queden o no moléculas de petróleo y gas en la roca madre del territorio.

También, es importante otra reafirmación: tener superávit presupuestario, en función de esta certeza, no solo es determinante, sino imprescindible, por esa misma razón esencial: hay que invertir en desarrollo mientras ese recurso no renovable exista, para tener, cuando se avizora el futuro, una postal sin retrocesos respecto del presente. En esta coyuntura, por distintos factores, los políticos han tomado nota de algunos conceptos existentes, y también, del desastre que implica no tenerlos en cuenta: previsibilidad, sustentabilidad, equilibrio, suenan con fuerza y justifican acciones, tal vez como nunca ha sucedido por estos lares.

Sobre esta matriz, puede decirse, descansa la posibilidad política de la coyuntura. Hay un contexto nacional que sigue mostrando a una sociedad decidida a frenar viejas locuras, aunque cueste y se sufra. La extrema simplicidad del concepto "no hay que gastar más que lo que ingresa" ahora es políticamente correcto, y hasta se ha transformado en bandera justificante de procederes políticos, como lo ha destacado, el jueves pasado, el intendente de la capital neuquina, Mariano Gaido, tras presentar un presupuesto con unos 158 mil millones de pesos de superávit.

Sin embargo, hay que precisar que la gran madre presupuestaria, en Neuquén, es Vaca Muerta. Lo es desde lo que marca el presupuesto provincial, que supera los 5 billones de pesos, y también lo es para los municipios, que están pasando a engrosar sus cuentas con esas mismas regalías, que se coparticipan directamente. En el caso del municipio que conduce Gaido, significan, para el presupuesto de 408 mil millones, más de 127 mil millones. Hay que destacar esta característica neuquina, pues el Estado se construye todos los días, de abajo hacia arriba, y en esta provincia se corre el permanente riesgo de gastar más de lo que ingresa siempre (en términos relativos); ya que la incorporación sin desagregar de las regalías cuando llega la hora del gasto inevitable, induce todo el tiempo a sostener una advertencia sobre la previsibilidad, la sustentabilidad, y el equilibrio, estos conceptos-raíces del actual discurso políticamente correcto.

Todo esto lo sabe perfectamente el establishment político neuquino; habrá que ver si la ansiedad por satisfacer el presente, da para asegurar la satisfacción del futuro. Mientras tanto, cada quien hace lo que tiene que hacer para asegurar una sustentabilidad clave: la del proyecto político propio. El actual escenario muestra una concordancia y buena relación significativa, aunque coyuntural, entre quien gobierna la provincia, Rolando Figueroa, y quien conduce el municipio más importante, Mariano Gaido. No será la única concordancia, o confluencia. Otro intendente significativo, también integrante del exclusivo (y reducido) club de quienes manejan equilibrios y superávits, Ramón Rioseco (Cutral Co), está girando en la órbita de los posibles acuerdos apuntando al año electoral que se avecina.

Estos tres políticos implican, de alguna manera que el tiempo juzgará, un trío de posibilidades electorales de fecundidad impredecible. No es nuevo, claro, que haya referentes del populismo peronista-emepenista en el horizonte de las posibilidades neuquinas. Lo nuevo es el sesgo liberal, que en Neuquén se mece en la cuna de los recién nacidos. Figueroa tiene referentes cercanos de ese "nuevo palo" de la política importante, incluso dentro del gobierno, bajo el paraguas de la neuquinidad. Funciona bajo su mando directo. Es él quien mueve relaciones, maneja gestos, y planifica discordancias oportunas. Otra vez, el poder delegado por la inconsciente aunque poderosa vaca difunta, es determinante para que la díscola construcción que lidera Milei mire a Neuquén con cierto respeto. 

Por ahora, es evidente que el gran frente electoral de la neuquinidad se construye con intendentes, en lo local, y el resto tiene mucho que ver con ese manejo "puertas afuera" que conduce Figueroa. Es un trabajo intenso aunque en la lógica de Vaca Muerta. No llama la atención, por ejemplo, que sean las empresas petroleras el conducto que viabiliza aportes importantes a la obra pública. En el contexto, con baja de riesgo país y dólar e inflación controlados, crece la posibilidad de que Neuquén pueda obtener más financiamiento externo para cubrir ese déficit señalado por el propio gobernador, de casi un presupuesto entero, que persiste en la infraestructura, señal inequívoca del dinero que ha despilfarrado el Estado provincial en épocas pretéritas.

Así, se verá una intensidad en la obra pública muy acentuada. Se constatará en obras viales de la provincia, en asfalto en las calles capitalinas, en mejoras generales que son imprescindibles dentro de esa deuda adquirida y heredada. La difunta vaca seguirá atrayendo gente y Neuquén seguirá creciendo frenéticamente. Ojala sus gobernantes conserven la mente fría y el espíritu arisco hacia las tentaciones de satisfacción inmediata, y se transite por una satisfacción austera, moderada, tal vez menos espectacular y resonante, pero infinitamente más segura.

 

 

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