Todo parece indicar que el nuevo papa, León XIV, mantendrá, como jefe de Estado del Vaticano y como líder de la Iglesia católica, la misma línea religiosa y política que su antecesor, Francisco. También su agenda en materia internacional, con más llamados a terminar con las guerras y una defensa férrea de los migrantes que son perseguidos y expulsados, sobre todo de los países centrales. Cada vez que el Papa habla, los líderes del mundo y buena parte de la opinión pública escuchan, pero las bombas casi nunca paran.
Las palabras del Papa, líder espiritual de 1400 millones de católicos, visibilizan temas de los que no se quiere hablar y que incomodan a líderes mundiales a los que no les gusta que los cuestionen. No es poco, pero no alcanza para cambiar el rumbo de la política mundial. El Papa es un líder mundial cuyas palabras tienen poder solo para instalar temas o denunciar decisiones que toman otros, los que sí tienen y aplican el poder real.
Peligrosa escalada entre India y Pakistán
Su primer mensaje, apenas apareció en público ya como papa, fue un llamado a la paz cuando una peligrosa escalada entre India y Pakistán, dos potencias nucleares, amenazaba con sumarse a los dos conflictos que parecen más cerca de perpetuarse que de resolverse.
Como sucede desde hace casi 80 años, las tensiones entre India y Pakistán comienzan en Cachemira pero nadie sabe dónde pueden terminar. En este caso, se empezaron a traspasar algunas líneas rojas que asustaron a todos: eran incesantes los llamados a la calma mientras Narendra Modi, el primer ministro indio, y Asif Ali Zardari, el presidente pakistaní, seguían echando más nafta al fuego. Impotente para frenar a rusos y ucranianos, y para encontrar una salida en Medio Oriente, ayer Donald Trump se apresuró a anunciar que, gracias a su gestión, India y Pakistán habían acordado suspender las agresiones.
Israel mira con desconfianza a Trump
En la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamas, a comienzos de esta semana el gobierno del primer ministro Bibi Netanyahu anunció la expansión de las operaciones del ejército en la Franja de Gaza para cumplir lo que ya también había avisado:: que el ejercito israelí permanezca en el territorio que tome en Gaza. Netanyahu lo considera necesario para cumplir los dos grandes objetivos que se planteó horas después de la masacre terrorista que Hamas cometió en Israel el 7 de octubre de 2023 y que aún no cumplió: terminar definitivamente con Hamas y recuperar a todos los secuestrados. De los 59 que continúan en Gaza, se informó que 21 están con vida.
Bazalel Smotrich, ministro de Finanzas, dio narrativa a estas decisiones y dejó claro que de ahora en más no había que tenerle miedo a usar la palabra "ocupación" para describir lo que hará Israel en Gaza. También se anunció un plan para reactivar la entrada de ayuda humanitaria para amortiguar el impacto de la desastrosa situación sanitaria en la Franja.
El gobierno de Israel parece acelerar para cumplir sus objetivos en Gaza porque espera malas noticias desde Washington. Estos días trascendió que Trump está por tomar decisiones en relación a los palestinos que le caerán mal al gobierno de Bibi, que ya está bastante preocupado por cómo avanzan las negociaciones entre la administración de Estados Unidos e Irán.
Según algunos medios, en unos días, cuando Trump visite Arabia Saudita, podría anunciar que su gobierno reconocerá al estado palestino sin la presencia de Hamas. Esto se suma a lo que se conoció unas semanas atrás sobre la posibilidad que un funcionario de Estados Unidos sea quien administre transitoriamente Gaza después que termine la guerra, para desmilitarizarla y devolverla a un gobierno palestino moderado. Nada de esto le gusta a este gobierno de Israel y tampoco es lo que esperan de Trump.
Putin desafía a Occidente
Trump parece cada vez más impotente en sus intentos para que Putin y Zelenski se pongan de acuerdo para parar, aunque sea por un tiempo, la guerra. Cuando logra ponerse de acuerdo con uno, arruina todo con el otro. Después de recomponer su relación con Zelenski en el funeral de Francisco y sellar el acuerdo por los minerales, Putin, luego de decretar una tregua de tres días por los actos que organizó en Moscú por el Día de la Victoria en conmemoración del 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, atacó con drones y misiles la capital ucraniana y no aceptó la ampliación de la tregua de treinta días que propuso el ucraniano.
Ante los fracasos y las dudas de Trump, Europa aprovechó y volvió a la mesa de negociación. Los principales aliados europeos de Ucrania armaron una cumbre con Zelenski para mostrar musculatura política con un mensaje único, algo inusual, de toda Europa: apoyo irrestricto a Ucrania. Amenazaron a Putin con "sanciones masivas" si el ruso no acepta una tregua de 30 días a partir del lunes. Friedrich Merz (quien estrenó su flamante cargo de canciller luego del susto que se pegó en la semana cuando fracasó la primera votación parlamentaria para investirlo), Emmanuel Macron, Donald Tusk y Keir Starmer no solo lo anunciaron sino también se encargaron de que todos los vean llamando a Trump para que los acompañe en la presión a Putin.
El gobierno de Putin reaccionó a esta propuesta con palabras prudentes y pidió, como condición para aceptar una tregua amplia, que dejen de llegar armas occidentales a Ucrania. También esta semana Putin mando un mensaje a Occidente sentando a su lado a Xi Jinping mientras tropas de sus países marchaban juntas en la Plaza Roja de Moscú como parte del desfile realizado en los mencionados actos por el Día de la Victoria. Putin quiere mostrar que esa alianza está más firme que nunca. Y hubo más: Putin volvió a referenciar la victoria del ejército rojo contra los nazis para explicar la invasión militar en Ucrania. No cambia el relato.
Los límites de las palabras del Papa
En definitiva, el papa León XIV ocupará el mismo lugar ideológico que Francisco y, al igual que el argentino, navegará en aguas geopolíticas turbulentas. Asume en un mundo atravesado por violentos y serios conflictos militares y políticos. Sus palabras seguramente marcarán un contraste con el discurso polarizante que domina el mundo, y tendrán el poder de incomodar a muchos, pero no podrán cambiar el rumbo de los conflictos mundiales. El Vaticano puede alzar su voz, pero, para los asuntos internacionales, sigue siendo una voz con poco impacto: solo hace enojar a quienes toman las decisiones en el mundo terrenal, pero difícilmente los lleve a cambiar sus planes.