Ernestina Pais, periodista y conductora reconocida, volvió a abrir su corazón sobre su difícil proceso de recuperación tras enfrentar serios problemas de salud mental. En una entrevista reciente con Intrusos, compartió detalles impactantes sobre su lucha contra el consumo problemático, en especial con el alcohol y el uso de medicamentos, arrojando luz sobre un tema que muchas veces es tratado como tabú.
“No es fácil todo esto, en el caso de la salud mental hay que ponerle esfuerzo; en mi caso, es el consumo problemático, pero hay millones de casos. Extiendo mi solidaridad a todos aquellos que están pasando por este tipo de momentos y me sorprende la agresividad de la gente”, expresó la periodista. Con estas palabras, buscó destacar que su experiencia no es única y que la salud mental merece un abordaje más empático por parte de la sociedad.
Ernestina Pais no dudó en reconocer que su adicción comenzó de forma gradual, casi imperceptible, hasta volverse un problema serio. “Todo lo que sea problema de salud mental puede terminar con el peor de los resultados. Esto es un día a día, con mucho trabajo. Lo mío es consumo problemático con el alcohol, y yo convivo en mi restaurante con eso”, señaló, haciendo hincapié en lo complejo que resulta enfrentarlo en un entorno social donde el consumo de alcohol es normalizado.
Ernestina también relató cómo el alcohol pasó de ser algo ocasional a una dependencia en su vida diaria. “Al principio era divertido, pero después no tanto. El alcohol entra en la norma de lo que es aceptado socialmente. En la pandemia, con la muerte de mis dos socios, todo se agravó”, confesó. Estas pérdidas personales y el aislamiento de la pandemia intensificaron un problema que ya venía gestándose.
El uso de medicamentos fue otro aspecto que describió con crudeza. Lo que comenzó como una solución temporal se convirtió en una necesidad constante. “Primero eran pastillas para dormir, después para una reunión. Nunca las usé para trabajar porque necesitaba estar lúcida, pero sí en otros momentos. Al final del año pasado me di cuenta de que no paraba hasta quedarme dormida”, recordó Ernestina Pais, evidenciando cómo el consumo escapó de su control.
En su lucha, el dolor emocional fue un obstáculo significativo. “Lo que más me vulneraba era lo que se decía de mí, en todo sentido. Soy una mina fuerte, pero tengo un costado hipersensible, y todo me lastima. Me empezó a tapar la angustia”, reveló. Las críticas y la presión mediática no hicieron más que profundizar su sufrimiento.
Pais también habló sobre la importancia de la confidencialidad en las clínicas de rehabilitación, un aspecto fundamental para garantizar un entorno seguro y privado. “Las clínicas serias tienen absoluta privacidad. Hay muchas personas conocidas internadas, pero no todos se animan a hablarlo. Para mí, es una obligación hablar de estos temas”, afirmó, demostrando su compromiso por romper el silencio que rodea a los trastornos mentales.
En su camino de recuperación, Ernestina narró cómo atravesó distintas etapas, comenzando por una internación voluntaria en una clínica de lujo. “El primer mes me autointerné en una clínica que era como un hotel de lujo. Cuando salí, tuve una recaída muy fuerte. Luego vino la presión de mi familia, y ahí me interné por seis meses y medio. Hoy estoy orgullosa de ese proceso”, compartió. Aunque tuvo altibajos, destacó que cada paso fue un logro en su batalla personal.
A lo largo de ese periodo, experimentó momentos de extrema angustia. “Cuando entré, dije ‘acá me voy con el alta’. Los primeros meses no tuve contacto con el afuera, solo algún que otro contacto. Arañaba las paredes, era una cosa de locos. Cuando me dijeron chau teléfono, chau tele, casi le muerdo un brazo al médico”, bromeó, dejando entrever la dureza del proceso y su fuerte personalidad.
Finalmente, encontró apoyo en sus compañeros de rehabilitación, quienes desempeñaron un papel clave en su recuperación. “Tus compañeros te ayudan muchísimo ahí adentro. Ellos ya llevan un tiempo y te contienen”, concluyó con gratitud.
El testimonio de Ernestina Pais no solo expone una lucha personal, sino que busca dar visibilidad a un problema tan complejo como el consumo problemático y los trastornos de salud mental. Su valentía al compartir su historia invita a la reflexión y ofrece esperanza a quienes enfrentan situaciones similares.