Una investigación del Colectivo de Derechos Humanos “Nicaragua Nunca Más” reveló que al menos 158 personas detenidas desde las protestas de 2018 en ese país sufrieron torturas. De ese total, 113 fueron víctimas de violencia sexual por parte de oficiales penitenciarios y altos mandos policiales.
El informe, realizado a partir de la recopilación durante dos años de testimonios de víctimas y familiares de detenidos por el gobierno de Daniel Ortega, también incluye fotografías, videos, denuncias públicas y expedientes judiciales. El informe documenta 40 tipos de torturas, entre las cuales destaca la violencia sexual.
El informe identificó también ejecuciones extrajudiciales perpetradas por miembros de la Policía Nacional y fuerzas parapoliciales afines al gobierno, que actuaron “de forma coordinada” para reprimir y capturar manifestantes civiles. Por su parte, Ortega rechazó todas las denuncias y aseguró que la rebelión de 2018 fue un “fallido golpe de Estado” financiado por Estados Unidos y países europeos.
Según el texto, otros métodos de tortura aplicados a los prisioneros fueron condiciones extremas e inhumanas de detención, golpizas, amenazas de muerte, desaparición forzada temporal, quemaduras, choques eléctricos, colgamientos, simulación de ejecución o asesinato y desprendimiento de uñas.
Estas torturas fueron documentadas también por el Grupo de Expertos de las Naciones Unidas (GHREN), que en un informe denunció “crímenes de lesa humanidad” en Nicaragua. El país vive una grave crisis política y social desde la revuelta de 2018 contra Ortega, sofocada por policías y paramilitares. Esto dejó un saldo de 355 muertos, más de 2000 heridos y 1.600 detenidos.