PANORAMA INTERNACIONAL
Resistencias al nuevo orden internacional que diseñan Trump, Rusia y China
Europa construye su defensa mientras Israel recalcula su estrategia frente a Irán y Trump.Europa se queda sin alternativas y sin tiempo: o gestiona rápidamente un sistema eficiente de defensa y disuasión o seguirá expuesta, cada vez más peligrosamente, a las extorsiones y designios de los tres poderes mundiales que hoy protagonizan y deciden lo que pasa en el mundo: Estados Unidos, China y Rusia. Los tres se sienten cómodos en este escenario en el que el orden liberal agoniza.
Con un Estados Unidos cooptado por un trumpismo rancio que aleja cada vez más a ese país de la estructura de valores e intereses comunes que las democracias construyeron tras la Segunda Guerra Mundial, Europa aparece entonces como un posible y hasta único contrapoder para frenar, o al menos amortiguar, el avance de los liderazgos autocráticos que en los últimos años expusieron las debilidades europeas. La Rusia de Putin evidenció no solo la endeblez militar de los europeos cuando invadió Ucrania sino también reveló su extrema dependencia energética. China lo hace con su invasiva política comercial y tecnológica que deja a Europa a la defensiva. Esto se vio claramente con la crisis que se se desató hace poco cuando Europa impuso aranceles para protegerse de lo que considera una política desleal china en la llegada de autos eléctricos al mercado europeo. Y ahora Estados Unidos, su aliado histórico, ningunea a Europa al intentar moldear un nuevo mundo junto sin considerar su opinión.
Son todas cuestiones importantes, pero lo urgente es hacer frente a lo inmediato: hacerse cargo de la guerra en Ucrania y dejarle claro a Putin que no le va a salir gratis haber invadido un país europeo. En esa línea se explica el rearme que anunció la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, y la liberación de los límites de gasto fiscal de los países de la Unión para aumentar su presupuesto militar. Es un primer paso para intentar frenar el acoso ruso sobre Ucrania.
Pero Europa parece ir más allá. Si bien necesita mostrar capacidad para construir una estructura de defensa continental que no dependa de quién esté gobernando en la Casa Blanca, para sentarse en la mesa del nuevo orden mundial que se está estableciendo necesita mostrar poder de disuasión. De eso se trata el paraguas nuclear del que están hablando el francés Macron y el británico Starmer, líderes de las dos potencias nucleares de Europa. Hace horas, quien segurmente será canciller de Alemania, el cristianodemócrata Friedrich Merz, dijo que le gustaría tener conversaciones con Reino Unido y Francia para ver la posibilidad de compartir su arsenal atómico. "Compartir las armas nucleares es un tema que debemos hablar... tenemos que hacernos más fuertes juntos en la disuasión nuclear", dijo. El mensaje de Macron, Starmer y Merz es para todos: Europa debe valerse por sí sola.
La carta de Trump a Irán
Lo que está atravesando Europa, más temprano que tarde, tendría que hacerlo quizás el aliado más cercano que tiene Trump: Netanyahu. El acercamiento entre Trump e Irán para negociar un acuerdo nuclear, mientras no dejé claro que tampoco habrá lugar a un desarrollo "con fines pacíficos", no es aceptado por el primer ministro israelí, y mucho menos por sus socios de gobierno. Y si nos ponemos más exigentes, por nadie del sistema político israelí que, luego del 7 de octubre, se terminó de convencer de que no solo no quieren un Irán nuclear sino que no aceptarán que esa posibilidad quede latente como quedó en el acuerdo que firmó Obama en 2015.
Netanyahu nunca creyó en una salida diplomática para resolver la ecuación nuclear iraní, a la que considera una amenaza existencial para Israel. Por eso se opuso ferozmente al acuerdo que había alcanzado Obama. Y para darle el golpe definitivo a Irán luego de debilitarlo al extremo en los últimos meses, Netanyahu esperaba ansioso la vuelta de Trump. Parecía todo alineado cuando hace un mes, el primer ministro israelí le dijo al secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, que con el apoyo de Donald Trump, se encargaría de "terminar el trabajo con Irán".
La coincidencia parecía total: ambos están convencidos de la necesidad de contrarrestar la amenaza. Rubio lo subrayó: "Nunca podrá haber un Irán nuclear". Pero Trump tiene otros planes para intentar llegar al mismo objetivo: un acuerdo. Esta semana se supo que el presidente de Estados Unidos quiere negociar otro pacto nuclear con Irán y que para eso mandó una carta a los líderes del país para invitarlos a abrir conversaciones. Descartar la opción militar, o al menos dejarla en un segundo plano, supone un cambio impactante con relación a su política exterior anterior, que lo acerca más a Obama que a Netanyahu.
Trump ratificó este cambio de posición. En una entrevista concedida a la cadena Fox Business, dijo: "Dije que espero estén de acuerdo en hablar, porque va a ser mucho mejor para Irán". En declaraciones posteriores en el Despacho Oval, Trump volvió a expresar su optimismo sobre la posibilidad de una negociación con quien, después de China, fue su principal enemigo durante su primer mandato.
Recordemos que Estados Unidos se retiró en 2018 del acuerdo nuclear que habían negociado la Administración previa, la de Barack Obama, y los socios europeos, con el argumento de que aquel pacto era demasiado beneficioso para Teherán y abría la puerta a que el régimen pudiera acabar teniendo armas nucleares con las que atacar a Israel si incumplía los términos del acuerdo.
Esas negociaciones que permitieron lograr aquel pacto también comenzaron con una carta. La escribió Obama en 2009, el mismo año en que Netanyahu volvía al poder en Israel. El primer ministro israelí no cree en acuerdos porque no se puede confiar en la teocracia iraní. Habrá que ver si mantiene ahora, cuando la carta la mandó Trump, la misma posición.