Nueve personas irrumpieron el pasado viernes en una casa de Castelar, para tomarla como propia. Como estaba deshabitada, pensaron que no la reclamarían. Pero en pocos minutos, varios vecinos del barrio se agruparon en la puerta para exigirles que se fueran. Uno de los usurpadores los amenazó con una motosierra.
Uno de los propietarios oficiales de la casa ubicada en Aristóbulo del Valle al 400, también se hizo presente en el lugar. Se trata de uno de los sobrinos de la dueña original, quien murió en 2018. Desde entonces, como es usual, comenzó la sucesión de sus bienes, que todavía no está resuelta, por la burocracia que ello acarrea, y ahora además por la pandemia de Coronavirus.
Los usurpadores aprovecharon esa situación de vacío en el hogar, para intentar quedarse allí. De hecho, una de las primeras cosas que hicieron fue una conexión de gas clandestina. Con el portón de por medio, los vecinos intentaron defender la casa de la intrusión. Así, lograron romper el candado para destrabar la puerta.
El dueño de la vivienda dijo: "Mi tía murió hace un año y medio. Quedó su casa porque ella no tenía hijos. Varios sobrinos quedamos como herederos. Un vecino nos dijo el viernes a la tarde que había gente adentro. Cuando llegamos, ya había un tumulto. Nueve personas entraron. Hicieron una conexión clandestina de gas. Pusieron un candado en el portón. Ellos decían que eran jardineros que venían a limpiar. En un momento se rompió la cadena. Se tranquilizaron y se escaparon, pero no sabemos si están demorados o no".
Sin embargo esta historia de "justicia ciudadana" no terminó con la huida de los "ocupas". Uno de los vecinos del barrio, al que también habían querido usurparle la casa hace un tiempo, contó: "Cuando se fueron, estaban tan apurados que se olvidaron a la abuela. De repente, salió la señora con la pava del mate, después la tuvieron que venir a buscar".
Más allá del hecho tragicómico, los vecinos de Castelar tendrían identificada a la familia que se encarga de usurpar las viviendas. Según cuentan, hay una mafia que opera con la complicidad de una escribanía y la connivencia policial. Otro de los habitantes del lugar aseguró: "A mí también se me metieron en la casa, hicieron papeles de titularidad con una escribanía. La señora Andrea Roldán es de San Miguel, trabaja para UPCN Moreno, ella es la líder".