Durante el primer semestre de 2025, Argentina registró un superávit comercial de u$s2.788 millones, según datos divulgados por el INDEC. Este resultado representa una caída significativa respecto a los u$s10.742 millones obtenidos en el mismo período del año anterior.
El mes de junio marcó la cifra más alta del año para el saldo comercial, con un superávit de u$s906 millones. Este repunte se debió al aumento mensual de las exportaciones, que alcanzaron los u$s7.275 millones, lo que implicó un crecimiento del 4,4% respecto a mayo y del 10,8% en términos interanuales.
El incremento en las exportaciones fue impulsado principalmente por el sector energético. Las cantidades exportadas crecieron un 8% mensual, destacándose un salto del 70% en la venta de combustibles y energía, especialmente petróleo. Federico Bernini, economista del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la UBA, explicó que "en mayo las exportaciones de energía se habían ubicado bastante por debajo de lo que se venía observando previamente, lo cual fue compensado en junio, el mejor mes en bastante tiempo".
El especialista también señaló que el repunte de junio no estuvo motivado por los productos que comenzaron a pagar retenciones en julio, sino que se concentró en el sector energético y en las Manufacturas de Origen Industrial, destacando una duplicación anual en los envíos de oro, impulsada por su alto precio internacional.
Bernini advirtió además sobre aspectos metodológicos: "En los datos de INDEC lo que vemos son los productos despachados (es decir, que salieron del país). Los exportadores tenían un plazo temporal para registrar la Declaración Jurada de Ventas al Exterior (DJVE) y evitar pagar el Derecho de Exportación. Muchas DJVE se registraron sobre el final de junio, pero todavía no los vimos en los datos de comercio exterior".
En cuanto a las importaciones, en junio alcanzaron u$s6.370 millones, lo que representó una baja mensual del 1,2% desestacionalizada, marcando el segundo descenso consecutivo. Sin embargo, en comparación anual, se observó un aumento del 35,9% en valor y del 53,2% en cantidad.
Gustavo Perego, director de la consultora Abeceb, atribuyó esta disminución mensual a tres factores: el adelanto de compras durante el primer trimestre ante expectativas de cambios en el cepo cambiario; la política monetaria restrictiva del Gobierno que limita la disponibilidad de pesos; y la reciente mejora en la competitividad del peso argentino frente a monedas de socios comerciales como el real brasileño.
Desde la consultora LCG, en cambio, señalaron que la caída en las importaciones podría reflejar una "actividad alicaída", observando que los niveles de importación se ubicaron en los valores más bajos del año. Entre los productos con mayores aumentos anuales en importaciones se encuentran los automóviles, con variaciones de tres dígitos, vinculadas a la apertura comercial y la reducción de impuestos internos que favorecieron la entrada de vehículos importados.
Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva de Fundar, advirtió que las cantidades exportadas están estancadas desde 2008: "Difícil pensar la magra macroeconomía argentina sin el estancamiento en nuestra capacidad de generación de dólares".
El deterioro en el superávit comercial del primer semestre se explica por el aumento del déficit en sectores fuera del agro y la energía, así como por el crecimiento de las importaciones provenientes de Brasil y China, los principales socios comerciales del país, según LCG.
De cara al segundo semestre, se prevé una reducción adicional del superávit debido a la reinstauración de las retenciones y la estacionalidad habitual del intercambio comercial. No obstante, el sector energético aparece como una posible fuente de compensación para mitigar el deterioro de las cuentas externas.