La postal era casi perfecta, una tarde soleada, turistas subiendo la aerosilla del Campanario de Bariloche y vehículos estacionados frente al lago. Pero entre las fotos y las vistas panorámicas, un hombre se movía distinto, no sacaba selfies: revisaba cerraduras.
A la altura del kilómetro 17,500 de la Avenida Bustillo, personal de la Comisaría 55° que patrullaba la zona lo detectó justo antes de que cometiera un robo. El sospechoso intentó huir, pero no llegó lejos, fue reducido y trasladado a la unidad, donde quedó detenido por intento de robo y resistencia a la autoridad.
Lo que parecía un caso menor, típico de temporada, se convirtió en algo más, al revisar sus antecedentes y conectar datos, los investigadores de la Policía y la Unidad de Análisis del Ministerio Público Fiscal notaron coincidencias con un robo ocurrido el 5 de julio en una conocida casa de repuestos del centro, sobre calle Santa Cruz. Las cámaras, los tiempos y algunos testimonios cerraban demasiado bien.
Con esa información, la fiscalía solicitó un allanamiento en el barrio 112 Viviendas y encontraron 500 mil pesos en efectivo y un teléfono celular que, según los peritos, podría estar vinculado directamente al robo anterior.
La investigación sigue, pero en la fuerza no ocultan cierta satisfacción: “Esto no fue suerte. Es el resultado de combinar prevención en calle, tecnología y trabajo en conjunto”, deslizó una fuente cercana a la causa. Mientras Bariloche vive el pico de la temporada, la Policía de Río Negro busca afinar su presencia en los puntos más transitados.