SE FUGÓ SIN FORZAR LA REJA

Investigan a policías por dejar escapar a un asesino

Es absoluto el hermetismo sobre la fuga del asesino de la abuela de 78 de Villa Regina. Todo el personal de la comisaría 16, bajo sospecha.
martes, 28 de julio de 2020 · 22:00

Sin forzar ninguna reja ni candado, Edison Infante logró escapar de la Comisaría 16 de Ingeniero Huergo, donde pasó el último año y medio de su vida, cumpliendo prisión preventiva por ahorcar a una mujer de 78 años para robarle. Sin ninguna dato certero de cómo fue la fuga, la Justicia inició una investigación que tiene como principal sospecha la connivencia policial, en tanto que desde la fuerza se anunciaron sumarios para todo el personal de guardia y para los Jefes.

Mientras el fiscal confirmó sólo que Infante había escapado y fijó un horario tentativo como las 5 de la mañana, lo real es que la última persona que lo vio en el calabozo fue apenas después de la medianoche. Y recién a las 8.45 se dieron cuenta que se había escapado.

Detalles de la fuga no se conocen. Ninguna persona está dispuesta a contar lo que no sabe. Sólo hipótesis que tienen a los policías en el centro de la sospechas. Es que no hay forma de salir del calabozo si no es por connivencia del personal u omisión a la hora de cumplir con la función de cuidarlo. Lo que agrava la situación es que una vez fuera de la celda, solo hay tres formas posibles para salir del edificio de la comisaria. Descartando la puerta principal que es la salida más obvia y la de mayor custodia, sólo quedan dos, una ventana que dan hacia la calle San Martín o un salón donde funciona el casino, que da hacia la parte de atrás de la unidad policial.

En todas las opciones la ayuda de personal que debía custodiarlo es imprescindible. Ya sea para dejar una puerta abierta y permitirle la huida o simplemente confiarse de la buena conducta del joven asesino de 23 años. Más aún, teniendo en cuenta que para custodiarlo no se utilizaba el personal de la unidad de Huergo, sino que todos los días venían policías de una Comisaría 35 de Regina, jurisdicción a la que pertenece el domicilio de Infante.

La buena conducta es un detalle que los investigadores tienen muy en cuenta, es que los informes del asesino son muy buenos basados en una personalidad poco conflictiva. Esto refuerza la posibilidad de que se haya ganado la confianza de los guardias y su celda no haya tenido las medidas de seguridad necesarias.

Pese al tremendo hermetismo que hay en torno a la fuga, se supo que el fiscal Andrés Nelly estuvo trabajando por la mañana en Huergo y fue quien dirigió el operativo que intenta dar con el preso fugado. Por un lado convocó al grupo COER y a la Brigada Rural, en tanto que también acompañó a los perros adiestrados hasta el sector norte de bardas, donde se pierde el rastro de Infante.

Por otra parte se supo que se secuestraron los libros de guardia para poder determinar el personal que estuvo dentro de la comisaría y en qué horario. Y desde la Jefatura anticiparon que los jefes de la unidad y todo el personal que tenía que estar trabajando anoche quedará sumariado hasta tanto se sepa con certeza el grado de participación en la fuga.

Infante mañana tenía que enfrentar un juicio por la el crimen de Susana Altamirano, una mujer de 78 años que era su vecina a la que él intentó robarle, pero terminó ahorcandola y hasta abusó según la teoría del fiscal, hecho por el cual está acusado "de homicidio doblemente calificado por alevosía y criminis causa, agravantes en concurso ideal con los delitos de tentativa de robo con arma y abuso sexual simple, ambos en concurso real”.

En febrero de 2019, Infante de entonces 21 años, ingresó por una ventana a la casa de Altamirano, la abordó con una navaja y la maniató. También le tapó la boca para que no grite. La intención del joven era llevarse el dinero que la mujer tendría guardado, ya que tenía varias propiedades en alquiler. Pero ante la ausencia del botín imaginado comenzó a golpearla y hasta la habría abusado. Al ser vecino del barrio, cabía la posibilidad de que la víctima lo reconociera, por lo que la mató para que el delito quede impune.

Lo que no tuvo en cuenta el asesino, quien incluso participó en varias diligencias de la Policía como testigo, es que dentro de la vivienda de Altamirano había cámaras de seguridad que tomaron como disfrazado con una careta ingresó y atacó a la mujer. Esto y el rastro encontrado por los perros que llegaron hasta su vivienda, lo transformaron en el único sospechoso del crimen. Luego algunas pruebas reforzaron la teoría del caso, como ropas con sangre y una navaja que habría sido la utilizada para amedrentar a la abuela de 78 años.

 

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