JUNIORS MATÓ A 3 COMPAÑEROS

Se cumplen 16 años de la Masacre de Patagones

El joven de 15 años llevó al colegio la Browning nueve milímetros de su padre y empezó a los tiros en el aula.
lunes, 28 de septiembre de 2020 · 08:41

El timbre de ingreso había sonado como todos los días y unos 10 minutos después comenzaron los disparos dentro del aula del primer año B del ciclo Polimodal de la escuela Islas Malvinas, de Carmen de Patagones. Juniors, un joven callado y al que en el curso sus compañeros apodaron desde el primer día de clases como "Pantriste", sacó la 9 milímetros que había tomado del placard de su papá, un sub oficial de Prefectura Naval, y comenzó a los tiros. Evangelina Miranda, Federico Ponce y Sandra Nuñez murieron en el acto, en tanto que Pablo Saldía, Nicolás Leonardi, Rodrigo Torres, Cintia Casasola y Natalia Salomón resultaron heridos.

No me di cuenta lo que pasó y por qué. Se me nubló la vista y tiré…pensé que…todo Fue muy rápido…no me pude frenar no era yo era como como si no fuera yo

Rafael Solich continuó accionando el gatillo, pero el cargador de la pistola Browning se trabó. Fuera de si y en medio de una caos inexplicable, su amigo Dante se le tiró encima y una vez en el piso le quitó el arma. La Masacre de Patagones, como lo apodó la prensa, significó el primer hecho de este tipo en Latinoamérica.

Unos días antes del hecho, Juniors había ido con su amigo Dante a ver la película Elephant, de Gus Van Sant, que está inspirada en la masacre de Columbine High School, que ocurrió el 20 de abril de 1999 y donde mataron a 13 personas, hirieron a 24 y se suicidaron. 

El gran interrogante de la matanza de los 3 adolescentes es saber el por qué. Juniors nunca lo encontró. “No me di cuenta lo que pasó y por qué. Se me nubló la vista y tiré…pensé que…todo Fue muy rápido…no me pude frenar no era yo era como como si no fuera yo”, declaró en el libro Juniors (La historia silenciada del autor de la primera masacre escolar de Latinoamérica), de Miguel Braillard y Pablo Morosi.

Durante tres meses, Juniors permaneció en la base de la Prefectura De Ingeniero White, donde sólo lo visitaban sus padres. Pasaba horas leyendo, hacía dibujos y traducía letras de canciones de Marilyn Manson. El maltrato de su padre fue una conclusión que sacaron los psicólogos forenses que lo atendieron, les contó que el preferido era su hermano y que a él lo dejaba de lado. También relató que un día le pegó una trompada cuando lo encontró fumando.

Para todo el 1B de la escuela Islas Malvinas, Solich era “raro, retraído, callado, tímido, solitario”. Luego de la Masacre tomaron conciencia que algo no estaba bien en este chico de 15 años, que se quedaba sentado en el aula dibujando y no salía en los recreos. En la pericias posteriores encontraron distintas anotaciones en su banco:  “La mentira es la base de la felicidad de los hombres” y “Lo más sensato que podemos hacer los seres humanos es suicidarnos”. Otro era “Si alguien encontró el sentido de la vida, por favor escribirlo aquí…”. Y “Todos los que no sirven deben morir”.

Además de haber leído la obra completa de Netzsche, que le había prestado su amigo Dante, le gustaba el filósofo alemán Philipp Mainlander, que consideraba que el suicidio y la virginidad eran como ofrendas y que Dios se había suicidado para crear al mundo y que ese estallido había fragmentado a la tierra.

Juniors disparó contra sus compañeros justo un mes antes de cumplir los 16 años, lo que significó que lo declararán inimputable. 16 años después del hecho, poco se sabe de Rafael Juniors Solich, una foto suya de hace unos años salió publicada en la revista Gente y se dijo que estaba en un internado. También que vive junto con su familia en Ensenada. Lo que si está claro es que desde el 28 de septiembre de 2004 nada fue igual en la vida de Juniors ni en la de toda la comarca Patagones-Viedma.

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