Hace casi cuatro años, Luis Daniel Videla, de 29 años, protagonizó un violento episodio que marcó su relación con su hermano Francisco. El 21 de noviembre de 2020, tras una acalorada discusión en la casa que compartían con su abuela en el barrio 960 Viviendas, Luis apuñaló a su hermano en cuatro ocasiones con un cuchillo de caza. A pesar de la gravedad del ataque, que dejó a Francisco luchando por su vida, el proceso penal culminó en un perdón mutuo. Sin embargo, ese acuerdo de reconciliación no incluyó tratamientos terapéuticos, a pesar de que ambos mostraban signos claros de violencia.
El episodio violento volvió a repetirse este jueves, en el mismo departamento donde sucedió el primer ataque. Una nueva discusión escaló rápidamente, y esta vez Luis apuñaló a su hermano siete veces, perforándole el estómago en dos ocasiones. Francisco, ensangrentado y desesperado, bajó del edificio en busca de ayuda. Una testigo que presenció la escena describió con horror cómo el agresor clavaba el cuchillo en la espalda de su hermano “con una facilidad escalofriante”, sin que las súplicas de Francisco lo detuvieran.
Francisco fue trasladado de urgencia al policlínico de Villa Mercedes, donde permanece internado en estado grave. No fue la única víctima: Laion, el perro de Francisco, también fue apuñalado al intentar defender a su dueño, pero afortunadamente se está recuperando tras una intervención veterinaria que lo salvó de la muerte.
El hecho reabre el debate sobre la efectividad de los acuerdos conciliatorios en casos de violencia extrema. La abogada defensora del imputado, Luis Videla, criticó la falta de seguimiento psicológico o psiquiátrico que se impuso tras el primer ataque. “Si se hubiera actuado correctamente después del primer incidente, no estaríamos hoy con Francisco al borde de la muerte y con Luis enfrentando una posible condena a prisión”, subrayó la letrada