¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Jueves 10 de Julio, Neuquén, Argentina
Logo Am2022

El hombre que engañó a Dios: se hizo pasar por cura, bautizó chicos y estafó a toda una ciudad

Detrás de la sotana de este hombre no hay fe, sino un historial extenso de disfraces, engaños y delitos menores.

Jueves, 10 de julio de 2025 a las 09:52
PUBLICIDAD
El impostor tiene antecedentes por suplantación de identidad en Costa Rica, donde se hizo pasar por policía y abogado.

La historia parece escrita en capítulos de ficción, pero es real, y tiene escenario en Bariloche. Un hombre que dice llamarse Rojas Barrientos fue denunciado por la Diócesis local tras hacerse pasar por sacerdote católico en parroquias de la ciudad. No es la primera vez, su nombre aparece en registros policiales de otros países, desde hace más de dos décadas, ligado a estafas, suplantación de identidad y una obsesión particular: vestir uniformes que no le pertenecen.

La alerta en Río Negro se encendió cuando algunos fieles notaron actitudes poco habituales y contradicciones en su relato. Fue entonces cuando la Diócesis informó oficialmente que la persona “no es sacerdote católico ni religioso de ninguna congregación” y que su nombre ya había sido denunciado en otras partes de América Latina.

El prontuario de este impostor empieza temprano. En 2003, en Costa Rica, fue detenido cuando deambulaba con uniforme policial, asegurando que era abogado de la Policía Metropolitana. No tenía matrícula ni autorización. Dos años después, fue sorprendido nuevamente en un hotel de Alajuela, con un maletín repleto de cuellos clericales y fotos suyas oficiando misas y bautismos. En una de ellas, incluso, aparece en plena ceremonia religiosa.

Las autoridades costarricenses lo acusaron varias veces de suplantación de autoridad, pero nunca recibió penas de prisión. Sus habilidades para moverse entre uniformes y documentos truchos lo mantuvieron a salvo de condenas graves. Siempre con una carta falsa en el bolsillo o una historia convincente.

En su maletín llevaba cuellos clericales, fotografías en misas y una carta de recomendación con firma falsa.

Hoy se desconoce cuánto tiempo lleva en la zona andina ni cuántas comunidades podría haber engañado con su relato. Tampoco se sabe con certeza si actúa solo o si forma parte de una red más amplia. Lo que está claro es que su camino deja huellas. Y víctimas.

La Iglesia pidió estar alerta. Porque detrás de la sotana de este hombre no hay fe, sino un historial extenso de disfraces, engaños y delitos menores que, en conjunto, pintan el retrato de un estafador serial. Uno que no busca redención, sino oportunidades.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD