Por Silvia Nuñez
Este domingo 21 de octubre es el día de la Madre. Detrás de cada persona hay cientos de historias, obviamente. Elijo destacar la de una guerrera. Es cierto, también hay cientos de luchas. Esta es la de Luciana HORMAECHEA, me pide que lo diga así en mayúsculas, y yo me imagino que lo quiere gritar. “Háganme pública, ya necesito ser escuchada, identificada. No quiero que quede impune, no quiero quedar en el olvido y quizás aparecer tirada en una zanja y que digan… pobre chica como pasa con otros casos”, confiesa.
La historia de Luciana es parecida a la de muchas mujeres. Es una historia de violencia permanente por parte de su ex pareja. De esas que se escuchan y ven en tv, se leen en los diarios y aún así, se sigue esgrimiendo la ley como si lo legal siempre fuera sinónimo de justicia. Esta historia involucra a la justicia neuquina y a un Estado que para ella, es totalmente ausente, porque en todo este tiempo “nunca nadie se acercó ni del área de violencia ni del Consejo de la Mujer”.
Luciana vive en Centenario, tiene 26 años y sus hijos tienen 6 y 7 años; se separó de su pareja hace 6 años. Desde entonces, vive una película de terror con un sinnúmero de denuncias en la Policía y en Fiscalía. La última agresión fue el viernes, su ex pareja ingresó al predio donde viven en diferentes departamentos, Luciana y sus hermanos. Hoy sigue conmocionada y recuerda haber escuchado que “buscaba a alguien”. Lo cierto es que este viernes 19 de octubre, luego de amenazarla por teléfono, su ex pareja irrumpió en su vivienda alrededor de las 7 de la mañana y desató su furia: forzó un portón, intentó ingresar a uno de los departamentos que hay en el terreno donde dormían los hermanos de Luciana, al no encontrarla fue al otro departamento y a patadas abrió la puerta. Con una tijera intentó apuñarla, intervinieron los hermanos, todos terminaron heridos y con cortes por los vidrios de la puerta destrozada, mientras el violento se marchaba no sin antes atentar contra un vehículo de la familia, que estaba estacionado en el mismo terreno. “Tengo los oficios en mano, aproximadamente 300 denuncias llevo y no tengo respuestas”, contó Luciana. Fuentes de la fiscalía de Violencia de Género corroboraron que las actuaciones se llevan en el Juzgado de Familia N°2, donde en noviembre del 2017 se renovaron las medidas pero vencieron a principio de este año. El viernes, a raíz del violento episodio, intervino la Comisaría 5° y se le asignó consigna policial. “La consigna policial vence mañana domingo al mediodía, es decir que hasta el lunes cuando vaya a la fiscalía, quedó otra vez desprotegida”, dice sin ocultar su indignación e impotencia.
Ya pasó media hora del día de la Madre y Luciana aún espera que su ex pareja, en este contexto cuyo relato es de las últimas 72 horas, le lleve sus hijos que deberían haber llegado al mediodía del sábado. “Hasta esta hora no se comunicó ni siquiera su mamá (su suegra) que hace de nexo entre nosotros. Ayer (por el viernes) me habilitaron la orden de reintegro de mis hijos y al rato la suspendieron porque un fiscal dijo que era mejor que él decidiera cuándo devolvérmelos”, cuenta, al tiempo que me hace escuchar audios de su ex pareja, lamentándose por lo sucedido, pidiendo perdón sin saber qué pasó y advirtiendo que se mataría. El hombre, valga la aclaración, no está detenido.
Luciana trabaja en un comercio y estudia enfermería. No sólo no entiende la ley que le aplican sino que no cree en la justicia. “Cada vez que denuncio tengo que declarar mis bienes, mi situación de techo, mi laburo, cuánto gano mensualmente…como si eso importara al momento que hagan daño a mi o a mis hijos. El sistema lo apaña”, afirma.
Es tarde, me dice, mientras espera que lleguen sus hijos. Le pregunto, qué significa para ella el día de la Madre: “Es seguir peleando por ellos, es seguir peleando por mi, por nuestro hogar, por nuestro futuro”, dice. Insisto, lo último para no molestarte más, ¿crees en la justicia?: “No, pero es lo que hay (…). La abogada que sigue mi caso, en uno de mis últimos reclamos donde solicité la patria potestad de mis hijos, me dijo: si no venís en bolsa de morgue no te van a querer escuchar” .
Hay cientos de historias de mujeres, de madres, de violencia de género y de injusticia. Yo elegí la de Luciana HORMAECHEA, porque pide a gritos que alguien la escuche.