¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Sábado 12 de Julio, Neuquén, Argentina
Logo Am2022

No se dio por vencido, ni aún vencido y se llevó unos pesitos adicionales

Perdió audición en el trabajo y lo despidieron por eso. Luego cayó en un terrible pozo depresivo. Fue a la Justicia y logró una indemnización “extra”.
Domingo, 04 de marzo de 2018 a las 10:56
PUBLICIDAD

El que no llora no mama, dice el tango… Y el que no reclama no cobra, podría agregarse en referencia a la experiencia protagonizada por un neuquino al que la indemnización le pareció escasa y logró que le acreditaran otros 122.044,75 pesos, en una especie de resarcimiento “extra”.

La historia es penosa y está atravesada por el estrés tan propio de los días que nos toca vivir. Isidro, sostén de una familia con seis hijos, tenía 52 años cuando le diagnosticaron la sordera que decantó en el despido de la empresa en la que trabajaba. Ya venía mal, y el despedido terminó de demolerlo. Primero sufrió una afección en sus oídos, a la que se describió como un zumbido constante que incluso lo llevó a leer los labios porque no escuchaba lo que le decían. Y luego su empleador consideró que ya no podía seguir en el mismo sector, y que no tenía un puesto acorde a “su capacidad”.

Entonces lo despidieron y se profundizó el camino cuesta abajo. Tal es así que -ya en la demanda judicial- la perito psicóloga informó que Isidro padecía ansiedad, angustia, trastornos de memoria y falta de concentración, todo en preocupante grado.

Ese infierno cotidiano le causaba un amargo sentimiento de frustración, inseguridad, inferioridad, alteración del sueño y pérdida de capacidad para el placer. En definitiva, un trastorno depresivo de características mayúsculas.

Sin embargo, un juez de primera instancia rechazó la demanda en la que le reclamaba una indemnización más abultada a la ART Galeno. Entonces apeló y, ahora, la Sala Segunda de la Cámara Civil que integran las juezas Patricia Clerici y Cecilia Pamphile revocó aquel fallo y ordenó que le paguen. Los motivos por los que el juez de grado había rechazado la demanda fueron, básicamente, dos: el primero, porque consideró que presentaba una incapacidad menor a la determinada en sede administrativa; y el segundo porque ya había sido resarcido.

En tanto que los jueces del Tribunal de Alzada entendieron que todas estas afecciones fueron provocadas por las condiciones laborales, y que el despedido no hizo más que agravarlas.

La demanda la había iniciado en 2012, y se resolvió hace apenas unas semanas. “No te des por vencido, ni aun vencido”, dice la frase que es sinónimo de coraje y que pertenece al poeta argentino Pedro Bonifacio Palacios, más conocido como Almafuerte.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD