En la ciudad cabecera del Valle Medio en la provincia de Río Negro, Choele Choel, siete bomberos de dicha localidad decidieron hacer el aislamiento social preventivo y obligatorio en el cuartel desde principios del mes de marzo para cuidar a sus familias y no ponerlas en riesgo.
Son bomberos voluntarios, su trabajo y servicio es esencial para toda la sociedad. Antes de que la pandemia arribe a la Argentina y de a poco se expanda por esta área más austral del continente americano, estos trabajadores junto al ministerio de Salud activaron el comité de crisis y en conjunto con efectivos policiales de tránsito y la municipalidad realizaban diferentes controles en los cruces principales de la localidad: "Notamos que la gente no acataba mucho las medidas, somos pueblo no va a llegar acá, decían muchos, el exceso de confianza no ayudó", manifestó a la redacción de mejorinformado.com, uno de los bomberos Tomas Ismael Tscherig.
Río Negro a la fecha tiene 141 casos positivos activos, de los cuales Bariloche y Choele Choel lideran la cantidad de positivos con 58 y 24 respectivamente. Por esa misma razón estos siete hombres se reunieron y en forma unánime decidieron hace veinticinco días "continuar la cuarentena en el cuartel. Cumplir con nuestro servicio habitual y luego volver al cuartel".
A casi un mes de la convivencia, Tomás aseguró que vivirán allí "hasta que todo esto termine. Estamos acostumbrados como sociedad a buscar culpables y no soluciones", haciendo referencia a que se ha cuestionado en algunos ámbitos el accionar tardío del gobierno municipal. "Algunos familiares nos entendieron, porque saben que es nuestra vocación, nuestra pasión, pero otros se preocuparon por nuestra salud, por estar expuestos", agregó el voluntario.
Cabe remarcar que muchos de ellos se han quedado sin un ingreso fijo por el "parate económico" debido a la pandemia que afecta al mundo entero. Sin embargo no lo dudaron y llevan una marcada rutina donde todos aportan: "El que no sabe cocinar, lava los platos, otros limpian y así nos fuimos acomodando".
A las 7:30 de la mañana el "toque de sirena" característico hace que se levanten no sólo ellos sino también "es un despertador para los vecinos que quieren seguir con la rutina. Si por algún motivo no suena, nos llaman por teléfono", sostuvo entre risas Tomás. Además, esta modalidad les permite saber que ante cualquier emergencia la sirena de alerta funciona correctamente.
LA SOLIDARIDAD DE LOS VECINOS
"No nos deja de asombrar que un bombero gane menos que un político", decía una de las cartas acompañada de alimentos donados por los vecinos del barrio. "El cariño y apoyo de la gente es increíble, apenas se enteraron de nuestra decisión nos trajeron comida, botellas con hielo, viandas", recordó emocionado.
Tomás de 31 años junto a Santiago (47), Héctor (31), Luis Alfredo (30), Jonathan (28) Julio (28) y Lautaro (19), el más joven de la camarada, dejaron por un lado y también en "stand by" sus empleos. Los rubros son varios: Empleados, dos estudiantes, un panadero, un albañil, un guardavida y comparten la misma pasión: Ayudar a quienes no conocen, apagando un incendio, asistiendo, aconsejando y dando el ejemplo no sólo a su familia, sino también a un pueblo, a una ciudad entera.